miércoles, 27 de febrero de 2013

Demasiadas cosas y todas raras

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hoy todo me parece revuelto. Regreso de dar una charla en un biblio fórum sobre la obra de Heinrich Böll, El honor perdido de Katharina Blum,  y no puedo enfrentarme a lo que los periódicos o las televisiones me muestran sin una sensación de extrañamiento, más allá de lo brechtiano. Los que conocen la obra de Böll saben que trata sobre la manipulación informativa y sus efectos. Me siento como Katharina Blum, por la extrañeza que me produce todo lo que me cuentan y muestran; no sé ya de qué país me hablan, no me reconozco. Como escribió Böll en la obra: «[...] ¡ocurren tantas cosas en primer plano! Pero más aún en segundo plano.»* (103) Sí, todo se acumula; ocurren demasiadas cosas, demasiados "planos", y todos  raros.

Es raro que Luis Bárcenas "demande al PP por despido improcedente", como señalan casi todos los titulares de la prensa. A las disputas ideológicas de toda la vida le suceden ahora las reivindicaciones laborales. Ya no hay expulsiones, sino despidos; no se debaten ideas —solo hay una—, sino el finiquito. El "hombre de la peineta" y las cuentas suizas se ha vuelto reivindicativo y quién sabe si hasta sindicalista. Cosas peores y más raras se han visto.
Hoy pasé por delante de su casa en el barrio de Salamanca y me dio mucha pena ver a los periodistas montando guardia con cámaras y más cámaras con la esperanza de captarle de nuevo otra peineta con dedicatoria y mandarla a sus informativos. Les guste o no, todos acaban como paparazzi,  haciendo guardia delante de un domicilio o de un juzgado por si entran o salen políticos, tesoreros o duques. Los vecinos de la casa, según cuenta la revista del barrio, Zona Retiro, confiesan estar hartos de Luis Bácernas. Eso de tener veinte periodistas de guardia permanente en la puerta, como si fuera la casa de la Pantoja, no les hace gracia. Del "cerco" al "circo" informativo; de la "prensa del corazón" a la del "infarto". Sí, un día nos da algo.

Me encuentro también con que a Carme Chacón la rodean igualmente los miembros de la prensa. La pobre se ha visto en la poco deseable situación de tener que elegir entre sus compañeros locales, que van al desastre autista —más que secesionista— y sus compañeros globales, que la temen por si le mueve silla a Pérez Rubalcaba, quien después del debate de la nación debe estar absolutamente desesperado con ese siete por ciento de reconocimiento que le daban los estudios del CIS. Recogía el diario El País los desastroso resultados del debate:

La mayoría de los ciudadanos, el 39,1%, cree que ningún político logró imponerse en el debate sobre el estado de la nación celebrado los pasados miércoles y jueves, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundido hoy. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se sitúa en cualquier caso, con un 34, 6% de las preferencias, muy por delante del líder del principal partido de la oposición, el secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, elegido por el 7,7% de los encuestados. La ventaja del presidente es de 26,9 puntos en términos generales. Según el 16,% de los votantes del PSOE, en cambio, Rajoy y Rubalcaba empataron, mientras alrededor del 50% cree que no ganó nadie.**


Me despista un poco el último dato, porque supongo que "empatar" quiere decir que "no ganó nadie". Raro, ¿lo ven? A Chacón no la cree nadie porque es la persona que más se retira, dicen. Los comentaristas de RTVE, ya en la noche, opinan todos que "ha hecho mal" o "muy mal", que tenía que votar en contra de sus compañeros y decirles que es demasiado "secesionismo" la secesión del PSOE y de España de una tacada, aunque es lo lógico. Este país está resultando tan incongruente que a lo mejor Cataluña se separa de España y el PSC, en cambio, se mantiene unido al PSOE, incluso se fusionan después de toda una vida federalista. A lo mejor iban por ahí los tiros del otro día sobre lo del Partido Socialista Europeo, lo de "más Europa" de Pérez Rubalcaba, y el cambio de nombre del PSOE. Son los movimientos en segundo plano, los bonsáis que no dejan ver el bosque.


Carme Chacón se ha quedado "sola", triste y sola, con sus compañeros (por llamarlos algo) del PSC. Ha conseguido que los del PSC la consideren una traidora y los de PSOE una arribista dispuesta a desembarcar para barrer a Pérez Rubalcaba. También es raro. ¡Cómo está la tropa!
No comparto las críticas que le hacen. Creo que Chacón no tenía muchas alternativas y que han tratado de dejarla fuera de juego, inhabilitarla allí y aquí. Creo —y lo digo sin ironía— que se la han jugado. La política interna de los partidos es mucho más a cara de perro que la exterior, que al menos tiene el desahogo de poder gritar. Las puñaladas de los tuyos las recibes con una sonrisa en los labios y diciendo "pa-ta-ti-tas".


La Vanguardia es el medio que mejor ha entendido esta incongruencia permanente y lo ha hecho mostrando con tres titulares en batería: "Navarro insta a Chacón a decidir si puede seguir representando al PSC", "Rubalcaba frena la presión para romper con el PSC" y "El PSOE advierte que sancionará a los diputados díscolos". En el primero de ellos se da cuenta de la puñalada trapera de los colegas, que no se preguntan si ellos han representado alguna vez a la gente que creía votarles para que defendieran la unión de Cataluña con el resto de España. En el segundo se da cuenta de la puñalada de Pérez Rubalcaba a Carme Chacón al no respaldarla en su "soledad sonora" y dejarla más sola que la una, que daba pena verla rodeada de periodistas intentado explicar —con la voz tomada por la rabia— que ella no iba a ser cómplice del abandono de los socialistas a sus votantes catalanes, que les han votado siempre para permanecer en el conjunto y no para hacer "soberanismo", "secesionismo", "referendismo" o, ese eufemismo cursi del "derecho a decidir" que confunde "independentismo" con "interrupción del embarazo", otro eufemismo, pero de gran valor simbólico. Por último, hay que verle la cara a Elena Valenciano confirmando a los periodistas que les van a poner "doscientos euros" de multa, ¡como sanción!, a los llamados "díscolos", nombre insólito y divertido para referirse a los que han votado. ¡Discolos! Me imagino que Artur Mas habrá dicho que no se preocupen, que los pone él.
No nos dejan respirar. ¡Ay, Mediterráneo!, ¿qué tienen tus aguas? Es el Sur indómito.

* Heinrich Böll (2010): El honor perdido de Katharina Blum. Espasa Calpe, Madrid. [1974, 1985]
** "La mayoría cree que no hubo un claro ganador del debate, según el CIS" El País 23/02/2013 http://politica.elpais.com/politica/2013/02/23/actualidad/1361616406_773948.html




El novelista alemán Heinrich Böll, premio Nobel

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