jueves, 27 de diciembre de 2012

Malala, el personaje del año

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los motivos por los que alguien puede llegar a convertirse en "personaje del año" son variopintos. La clausura de 2012 conlleva competiciones en las que profesionales y público votan para elegir a aquellas personas destacadas o que han merecido la aprobación general. La cadena informativa Euronews lo ha hecho, como casi todos los medios. Entre los profesionales y por votación popular de los espectadores y lectores de la cadena ha habido una triunfadora: Malala.

Estaba cantado. Cuando preguntamos a nuestros compañeros en la redacción quienes podrían ser los candidatos a personaje del año 2012 el nombre de esta niña de 15 años se repetía sin cesar entre las sugerencias. Según nuestros cálculos, no científicos, un 52 % de la redacción votó por la joven.
Y los lectores de euronews.com lo han confirmado con un 26% de los votos. Curiosamente el equipo del robot Curiosity de la NASA ha quedado en segunda posición con un 21% de los apoyos entre nuestros usuarios.*


Sí, estaba cantado porque el mérito no consiste solo en los grandes logros, sino en la relación entre las propias fuerzas, el objetivo y las dimensiones del adversario. Y en esta relación, el caso de Malala, la niña pakistaní tiroteada por defender la educación de la mujeres en su país, no tiene parangón.


Si comparamos su caso con el de los segundos clasificados, el equipo de la NASA, podemos apreciar que han realizado un gran logro científico, pero también que son la punta del iceberg de todo un complejo investigador con presupuesto gigantesco para llevar adelante su trabajo. Malala, en cambio, no se ha enfrentado a las dificultades de la naturaleza, del espacio, a un reto tecnológico y científico, sino justo a lo contrario: a la ignorancia más absoluta, violenta y contagiosa que ha visto el mundo en mucho tiempo. Allí donde la NASA se enfrenta a la materialidad del universo, Malala se enfrentó a la falta de espíritu de seres enfangados en una ignorancia atroz que quieren condenar a la oscuridad a su propio pueblo. 
En el valle del Swat, los talibanes han prohibido a las niñas ir a las escuelas. Mientras mandamos robots a explorar Marte o el saltador al vacío Felix Baumgarten, el tercer clasificado, usa el conocimiento científico disponible para sus logros, en Pakistán —y en otras zonas del mundo bajo esta negrura violenta— se intenta convertir la mente de las personas en desiertos sin exploración posible. Es la perversión infinita a la que lleva el gran pecado de la ignorancia orgullosa.


El único recurso de Malala para enfrentarse a esa negrura que rodea a su pueblo es el de la inocencia y la firmeza. Al adquirir notoriedad internacional el caso de Malala a través de su blog en la BBC y un reportaje en The New York Times, los talibanes no perdonaron y en octubre de este año la niña sobrevivió milagrosamente a un atentado en el que quedaron también heridas otras dos compañeras de clase. Hay zonas de Pakistán en las que el heroísmo consiste en coger los libros e ir a clase cada día. La sangre de Malala, quien se recupera de sus heridas protegida en Londres, ha servido para que se tome conciencia del caso extremo de la violencia talibán, del peligro que suponen para las personas y para la simple inteligencia. Son una monstruosidad andante allí donde proliferan y se les deja crecer. 

La muerte de los médicos y personal sanitario que vacunaban contra la polio hace unos días nos muestra que Malala no es la única enemiga. Los talibanes temen que esas vacunas en gotas que se administra a los niños sean para esterilizar a los musulmanes, una campaña orquestada desde Occidente; anteriormente temían que los médicos fueran espías occidentales intentando obtener muestras de ADN para localizar a Osama Bin Laden.** La ignorancia no tiene límites y la padecerán miles de niños condenados a esta terrible enfermedad. No es casual que Afganistán y Pakistán sean los mayores focos de polio.
Hay zonas de África, como ahora ocurre en Mali, en las que el fundamentalismo religioso de estos fanáticos oscuros condena a todos los que les rodean a la ignorancia o a la muerte; a ambas cosas, en ocasiones. Donde unos son víctimas de la polio, otros quedan lisiados de por vida con los miembros amputados, manos y piernas, en aplicación de la crueldad disfrazada de ley.

Malala es, en cambio, una luz; es el deseo de aprender como forma de superación del mundo que tiene enfrente. Es, además, ejemplo. Podía, como tantas otras, haber tratado de ocultarse y estudiar a escondidas de las miradas talibanes, pero eligió la visibilidad que diera fuerza a las demás en su situación. Y es eso lo que no le han perdonado los talibanes, el desafío, el que una niña comenzara a los once años a desafiarlos. Han asegurado que volverán hasta lograr acabar con ella. Nadie lo duda. No son personas con las que se pueda dialogar; son simplemente una enfermedad inhumana con la que siempre se está en desventaja porque no podemos dejar de ser humanos, algo que ellos sí han hecho.
Malala es el personaje del año. Y debería serlo año tras año sin necesidad de que nadie atentara contra ella. Sus valores son los de la lucha que nos queda a todos por delante, estemos donde estemos, los de la mujer y los de la educación. La ignorancia y el patriarcado son dos formas de lo mismo, el deseo de esclavizar a los demás, la voluntad de poder que sigue manando desde un mundo cavernario; son la negación de los derechos del otro. Asistir a clase, recibir una vacuna, cualquier acto normal en casi todas las partes del mundo, puede considerarse como un pecado imperdonable merecedor del más terrible de los castigos a manos de estas estúpidas espadas flamígeras vivientes.


Ante la heroicidad sencilla de Malala palidecen el vertiginoso salto al vacío de Felix Baumgarten o los logros extrañamente diversos de los empatados Barack Obama, el coreano PSY y Lionel Messi. A la hora de puntuar a los personajes del año se pueden tener en cuenta muchas cosas. Afortunadamente, existe gente que es capaz de diferenciar entre dar saltos con gracia, meter goles con arte y jugarse la vida por los demás.
En el fondo, no solo elegimos al "personaje del año", algo meramente simbólico, sino que esto es un test de nuestra propia sensibilidad y respuesta ante los problemas que nos rodean. Este año hemos mejorado un poco. 

* "http://es.euronews.com/2012/12/17/malala-yousoufzai-la-joven-que-planto-cara-a-los-talibanes/" Euronews 17/12/2012 http://es.euronews.com/2012/12/17/malala-yousoufzai-la-joven-que-planto-cara-a-los-talibanes/

** "Asesinados tres trabajadores de la campaña contra la polio en Pakistán" La Vanguardia 19/12/2012 http://www.lavanguardia.com/internacional/20121219/54358118386/asesinados-tres-trabajadores-de-campana-contra-polio-en-pakistan.html





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