lunes, 5 de noviembre de 2012

El Zar

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay que reconocerlo: la foto con el Kremlim detrás ha tenido un fuerte impacto emocional en Artur Mas. No sé yo que tiene el Kremlim, pero algo tiene. Le están sacando las cuentas de los gastos  por las noches en hoteles de lujo y a eso están ya acostumbrados los políticos. Les da igual. Pero eso de verse en plan Zar de todas las Rusias o de Presidente de todos los Soviets, en este caso de Zar de todos los Países Catalanes, con el Kremlin detrás, tiene una carga erótica que pone un montón. Si no que se lo digan a Putin.
Al igual que Vladimir Putin, Mas ha vuelto con manía persecutoria incrementada,  teoría de la conspiración incluida. Debe ser algo que queda en el aire cuando ventilan la momia de Lenin. El titular de El País no deja lugar a dudas: "Irán a por mí para desestabilizarme".* Sorprendente titular, sin duda. Y luego quieren dejarles el sueldo en la mitad.


Corre el riesgo Mas de que para desestabilizarle a él en la próxima misa de doce en la Sagrada Familia, ese maravilloso templo de Gaudí, le salten a danzar unas "Pussy Riot" a la catalana que canten "¡Mare de Déu, líbranos de Mas!". Ya me veo a Mas acusando a Madrid de conspiración y reuniéndose con el Abate de Montserrat para tomar medidas. Y es que cuando te quieren desestabilizar, te desestabilizan bien.


La obsesión de Artur Mas se completa con la expansión mental de los enemigos que le acosan. Yo nunca he tenido intención de acosar a Artur Mas y mucho menos a Cataluña, incluso a su visión de Cataluña. Pero el nacionalismo tiene un defecto: piensa de una forma y, además, te dice cómo debes pensar tú. Esto es una manía muy española (aunque fastidie), en la que incurren casi todos nuestros políticos. Sale Pérez Rubalcaba y en vez de decirnos qué piensa, dedica el ochenta por ciento de su intervención a decirnos lo que piensa Mariano Rajoy. Pues Artur Mas hace lo mismo, pero en plan doctrinal. Y así ocurre con todos, menos con el propio Rajoy, que sale a decir que él se lo está pensando o que no ha pensado nada todavía.

En este momento tenemos entre los Pirineos y Cádiz —ya no sé cómo llamarlo sin ofender a nadie—, más lo territorios insulares atlánticos y mediterráneos, tres teorías pululando: la de los independentistas que se quieren ir y montarse un estado; la de los federalistas que se quieren quedar de otra forma (aunque no sea la misma que la de los que se quieren ir); y, finalmente, están los que se quieren quedar como estamos, pero sin tanto jaleo continuo. Porque ya aburre un poco esto, la verdad. Los de la primera teoría gritan; los de la segunda se defienden para que no les quiten votos los de la primera; y los de la tercera se callan, por ahora, y miran.
El victimismo de Artur Mas adquiere tintes operísticos, de lamento recitativo, de aria desolada y belcantista, como es propio de un periodo con urnas por delante. Él se queja de que le tratan mal, pero yo nunca lo he hecho y, sin embargo, me siento insultado y amenazado permanentemente por Mas:

Tras advertir que los adversarios pondrán todas las trabas posibles en su camino —“irán a por mí— ha garantizado que está dispuesto a ir hasta el final. “Yo este proceso lo hago hasta el final mientras tenga el pueblo al lado, y el pueblo no está al lado solo en las manifestaciones, sino también en las urnas”, ha dicho en referencia al gran manifestación soberanista de la Diada. Si tiene el apoyo mayoritario ha dicho que el proceso “no lo podrá parar nadie, ni los tribunales ni las constituciones que nos ponen por delante”. “La democracia siempre se impone”, ha concluido.*


Conmovedor. Así se escribe la Historia, en la que el señor Mas tiene mucho interés en entrar como los toreros en salir, por la puerta grande. Hace mal —democráticamente mal— en considerar a los "tribunales" y la "constitución" —él habla en plural, pero debe ser porque cuenta desde la de Cádiz— como "obstáculos". Debería incluir muchas más cosas, pero no lo hace porque se ha subido al tren de los hermanos Marx, al grito de "¡Independencia, más independencia! ¡Esto es la guerra!" y le van quedando menos con los destrozos. Ya saben. Solo que este tren no se para y acabará despeñado en un barranco.
Dice Mas que "la democracia siempre se impone". ¡Gran verdad! ¡Vaya que si se impone! Porque él tiene una democracia para él solo, con su urna chiquitita, como de casa de pinipones para que solo vote quien él dice lo que él dice. La democracia es él y él se impone.
Da igual lo que se diga. El desprecio de Mas por la Constitución y los Tribunales —o la Junta Electoral que le ha hecho retirar su vídeo—, que también son suyos, va creciendo. Todos conspiran contra él para "desestabilizarle". Se lo han dicho empresarios, que se van; ya se lo ha dicho Europa, que no se quedan, que si una parte de un país se va, se comienza de cero el proceso. Pero siguen en ello. Y seguirán. Y lo que sigue es su gira internacional de conocimiento de Cataluña —¡qué bien!— a costa del descrédito e insulto al resto de España —¡qué mal!—. Y es que Artur Mas hace, como señalamos, del hablar mal de los demás su núcleo doctrinal y argumentativo. Y está feo.

Yo soy una víctima más del señor Mas. Reivindico mi derecho a quejarme sin ser nacionalista y, sobre todo, a ser también una nación, sea eso lo que sea a estas alturas del siglo XXI, después de lo que dijo Renan. Pero si él quiere, yo también. Aquí preguntan a todo el mundo, pero a mí no me preguntan. Vaya.
La Vanguardia ha preguntado este domingo a sus lectores:

¿Consideras adecuada la pregunta que haría Artur Mas en un referéndum?
La pregunta que haría Mas: "¿Desea usted que Catalunya sea un nuevo Estado de la UE?"


Es la metapregunta. Los resultados, como puede apreciarse, tras 18.423 personas exactamente en ese momento, es del 50 por ciento "sí" y otros tantos "no". No sé si esto significa algo, sirve de algo o si tan siquiera es "algo". Si yo fuera La Vanguardia, preguntaría: "¿Está usted de acuerdo con que el señor Mas esté siempre preguntando cada vez que haya elecciones?"
No sé qué contestaría la gente.

* "Mas pide la mayoría absoluta: “Irán a por mí para desestabilizar el proceso”" El País 4/11/2012 http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/04/catalunya/1352034534_021221.html








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