jueves, 18 de octubre de 2012

La ropa vieja (o de la enseñanza en Egipto)

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Encontramos en el diario egipcio Al-Masry Al-Youm (Egipto Independiente) un interesante artículo de Farida Makar cuyo título es "In the beginning was the Teacher". Nos da cuenta de las protestas y huelgas de los maestros egipcios que tratan, como tantos otros sectores de la sociedad, de enfrentarse al olvido y deterioro que la época de Mubarak provocó. Junto a las preocupaciones por la redacción de otros artículos de la nueva Constitución —ya hemos señalado en varias ocasiones los que se refieren a la libertad de expresión y la prensa—, se encuentran los relacionados con la educación, un sector esencial para su desarrollo futuro y, algo más importante en otro nivel, el cambio de las mentalidades. Señala Farida Makar:

What was perhaps most salient about that strike was the discourse adopted by the participating teachers: “Take a look at our clothes and at the way we look. This is an indication of how well we are doing,” exclaimed one teacher.  A sense of shame for not being dressed “appropriately” due to dire economic conditions is widespread among many of them. “You would not want your children to be instructed by teachers who wear worn out clothes. Or teachers who do not enjoy any social security, would you?”*

Reivindicar la necesidad de una apariencia digna ante la sociedad para poder ejercer una profesión que necesita del respeto puede parecer excesivo, pero no lo es. Nos dice la autora que muchos de esos maestros que han hecho de septiembre un mes de huelgas y reivindicaciones tienen sueldos entre 30 y 60 euros mensuales (250 y 500 LE). Muchos se tienen que ganar la vida con oficios secundarios, como repartidores, —nos cuenta— o dando clases particulares, uno de los "negocios" más criticados en Egipto porque afectan directamente a las familias.

Farida Makar

En la novela Taxi, de Khaled al Khamissi, un gran éxito en Egipto y en todo el mundo árabe, los personajes realizan en varias episodios críticas a los maestros y al sistema educativo por este tipo de prácticas destinadas a la subsistencia del profesor y al aprendizaje del alumno. La queja general es que apenas se aprende nada en las escuelas por el abandono en que se encuentran, incluido el bajo nivel de las personas que se dedican a él, y que las clases particulares son una sangría para las familias modestas que quieren que sus hijos salgan de la penosa situación en que se encuentran mediante el estudio.
La reivindicación de la dignidad en las apariencias no es solo una cuestión de mejora del gremio, sino el deseo de extender esa dignidad a la enseñanza en sí, al acto de aprendizaje, que envuelve tanto al maestro como al alumno en un entorno determinado, la escuela.
Un sistema que valora poco al maestro termina deteriorándose porque en él se refugia cada vez más personal menos cualificado y motivado para la enseñanza misma. Mantener la enseñanza en los niveles bajos de la escala social es condenar al sistema en su conjunto a la mediocridad, malos profesores que producen malos alumnos con bajos conocimientos. Los países más avanzados son los que mantienen el respeto al sistema educativo. Esto incluye el respeto esencial a las personas que participan en él a ambos lados, docentes y alumnos reconociendo el papel de unos y los derechos de los segundos a recibir una educación suficiente en situaciones dignas.
Preguntan a las familias los maestros egipcios, en su protesta, si les gusta que unos desharrapados den clases a sus hijos. Se dirigen a ellas directamente. No es cuestión de moda. La pregunta tiene sentido en su propio contexto y mentalidad social; no es una cuestión vanidosa, sino de respeto.


No es fácil ser maestro en un país que no valore la educación en su función esencial. Y esto no es un problema que afecte solo a Egipto. Los desajustes graves en los sistemas educativos suelen revelar falta de equilibrio en el funcionamiento social, desajustes en el desarrollo del país. Cuando una sociedad abandona su sistema educativo y deja que se deteriore es señal de que ha perdido el sentido de la equidad y la justicia porque deja a su suerte —económica, claro— la calidad de la formación de sus ciudadanos. Se polariza entonces la educación como se polariza la sociedad, aumentando el número de conflictos y desencuentros.

Protestas en 2011
El abandono del sistema educativo egipcio es el reflejo del abandono de la sociedad egipcia a su suerte por parte de un régimen que hizo de la desidia su lema, aunque el problema viniera de lejos y tenga muchas otras causas. Sencillamente, dejaron de preocuparse por la mejora de sus ciudadanos, convertidos en meros habitantes de sus ciudades, casi un estorbo. Una minoría tiene acceso a un enseñanza de calidad o fuera del país y se deja al resto a su suerte, sometidos a un estado de mera subsistencia educativa, con abandonos en edades muy tempranas porque acaban considerando inútil la educación para su futuro, algo que no saben que pueden tener.
Se acaba cayendo en un fatalismo en el que se piensa que los mejores puestos siempre estarán copados por los privilegiados sociales y solo quedan los puestos de subsistencia para los demás. Si a eso le sumamos cierta idea de providencia, del "será lo que Dios quiera", la falta de estímulo, el dejar pasar los días de la vida, puede asentarse en capas enteras de la población que considera que eso de educarse les va a servir de muy poco para salir de una situación que consideran estática de por vida.
En un mal sistema educativo, no solo se aprende poco, sino que se aprende mal, algo que no se valora adecuadamente en sus efectos personales y sociales. Se adquieren malas costumbres intelectuales, vicios que se acumulan a lo largo del sistema educativo. Son los vicios de supervivencia escolar, del poco esfuerzo necesario, del desprecio por la novedad, del gusto por la repetición, del aprendizaje sin sentido, de lo maquinal. También se sufre cuando se ha podido formar a buenos alumnos, contra viento y marea, y los ves desperdiciados socialmente.
Conozco magníficos profesores egipcios, personas admirables, que sufren por las malas condiciones en que tienen que impartir sus clases —no por ellos, sino por quienes las reciben—, que intentan compensarlo con su dedicación y atención personal a los alumnos, por los que muchos se desviven desatendiendo su propia carrera en muchas ocasiones.

Son personas que creen en el futuro de su país, un futuro mejor que su presente y mucho mejor que su pasado reciente. Consideran que el futuro del país son las personas y quieren transformarlo cambiando las mentalidades y capacidades de sus alumnos. Se oponen así a una visión rutinaria, jerárquica y burocrática de la enseñanza en la que simplemente los alumnos pasan por la aulas como ovejas por un redil o son adoctrinados. Hoy mismo, Ahram Online informa de la apertura de un expediente a una profesora de ciencias, en Luxor, que cortó el pelo a dos alumnas de sexto grado porque fueron a clase sin velo.** La batalla educativa en Egipto va más allá de los presupuestos y afecta al papel de la enseñanza y los caminos del país, la dirección de su futuro.
Señala precisamente Farida Makar la distancia de las protestas actuales de los maestros con las meras reivindicaciones salariales anteriores:

The genius behind the current teachers’ movement lies in the fact that it completely challenges nationalist education in its most dogmatic forms, while at the same time revisiting the debate on progressive education. In addition to the many recurring issues raised by the teachers throughout their strike, they are introducing two distinct elements that embody the changes in Egyptian society since the revolution and give their movement an interesting twist.*

Los dos elementos señalados por Makar son la exigencia de la participación de los profesores y maestros en los cambios del sistema educativo, esencial para un buen funcionamiento, ya que ha sido siempre vertical y autoritario —como el caso de nuevo dognatismo que AhramOline nos muestra—; y algo que ella valora como muy importante: «[...] many of the striking teachers insisted that the first lesson to give students this year should have been how to peacefully stand up for their rights.»*


Además de transmitir conocimientos, la escuela es un espacio de convivencia y de aprendizaje de los derechos y la forma de ejercerlos y manifestarlos. A ser "ciudadano" no se aprende en una "asignatura", sino con el sistema educativo en su conjunto. La escuela, en resumen, es el lugar en el que se aprende a ser ciudadano, a respetar y a hacerse respetar.

Ayer precisamente, en España se dio otro mal ejemplo de ciudadanía*** con la invasión de una escuela por jóvenes a los que les han explicado mal cuáles son sus derechos y cuáles los de los demás. Un episodio bochornoso que sumar a los robos de supermercados y otros maneras poco ejemplares de arreglar los problemas de un país. Se arregla poco y se destruye mucho. Los incitadores e ideólogos del caso sabrán lo que quieren o buscan. Me preocupa esto más que la deuda, sinceramente.
El que los maestros egipcios sean conscientes de que hay que canalizar de una forma diferente la legitimidad de las protestas, más acorde con el espíritu cívico surgido de la revolución, me parece loable. Ellos han estado viendo morir jóvenes, a sus alumnos en las calles y es algo que no quieren vivir de nuevo.
Una sociedad mal formada, carente de educación e instrucción verdaderas, es una sociedad manipulable, a la que es posible mantener en la sumisión porque las ideas nuevas no llegan a formarse en una mente anquilosada y estática, llena de prejuicios. La preocupación hoy de muchos egipcios ilustrados es cómo conseguir romper la barrera de la incultura, de la dependencia y la manipulación,  a través de un sistema educativo que no funciona como debiera por los errores, olvidos y carencias acumulados durante décadas.


Los maestros de los primeros niveles educativos reivindican un sueldo que les permita presentarse ante sus alumnos con un mínimo de dignidad que haga que estos valoren y respeten a sus docentes, pero también el hecho mismo de aprender en condiciones dignas. Si la idea que sacamos ante la visión de un maestro zarrapastroso es que una vida dedicada a estudiar y a enseñar no da para tener una simple vestimenta en condiciones, la intuición nos llevará a buscar otros caminos diferentes y rentables. Y otros métodos.
Para los que siguen pensando que el fracaso escolar tiene que ver con lo genes —como nos cuentan por aquí algunos privilegiados genéticos de vez en cuando—, sería recomendable que estudiaran los efectos destructivos de las carencias —económicas, de convivencia, motivacionales...— en el conjunto del sistema educativo.
A veces los que menos tienen son los que más dan. Los maestros suelen ser un ejemplo de aportación personal para superar las carencias generales. Es su forma de expresar su compromiso vocacional con los demás. Hoy los más humildes piden poderse presentar ante sus alumnos con dignidad. Piden respeto para ellos y su labor.

* Farida Makar:  "In the beginning was the Teacher". Al-Masry Al-Youm 15/10/2012 http://www.egyptindependent.com/opinion/beginning-was-teacher
** "Veiled teacher penalised after cutting pupils' hair for not wearing headscarf" Ahram Online 17/10/2012 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/55778/Egypt/Politics-/Veiled-teacher-penalised-after-cutting-pupils-hair.aspx
***  "Asaltan un colegio al grito de 'dónde están los curas que los vamos a quemar'" El Mundo 17/10/2012 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/17/espana/1350489010.html






2 comentarios:

  1. Es verdad. Lo de la ropa, aunque parece un tema secundario, no lo es en realidad. Lo mismo pasa con los medios de transporte: si al final del día escolar vuelve el profe con sus alumnos en un "microbús" (transporte muy popular), siente que cierta barrera entre él y el alumno se rompe. La solución para mantener esta barrera es que el profe pague a los alumnos el viaje. Lo que significaría más ruina para él.
    La solución será de largo plazo, pero HAY QUE EMPEZAR YA.
    Muchas gracias por abordar este tema en Pisando charcos

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