martes, 16 de octubre de 2012

El carro y los bueyes o quiénes son los "ninis"

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los problemas clásicos en las Ciencias Sociales es tratar de distinguir las diferencias entre los efectos y las causas, pues no siempre están claros unos y otras. Es frecuente que, como expresa el dicho, alguno se empeñe en poner el carro delante de los bueyes.
No sé quiénes han realizado el trabajo de la UNESCO cuya información hoy titula el diario El Mundo "España, a la cabeza del fracaso escolar y el desempleo juvenil en Europa"*, pero sí sé que aunque sus datos puedan ser reales, algunas de sus interpretaciones dejan mucho que desear y, sobre todo, inciden en una versión de la realidad que trata de salvar ciertas caras y abofetear las mismas de siempre.

Para los responsables del informe, las cifras de abandono escolar en España son "preocupantes" habida cuenta de que se trata de un país "duramente golpeado" por la crisis y donde el paro juvenil superó el 50 % en marzo de este año. La falta de competencias profesionales de los jóvenes europeos "les aboca a desaprovechar su potencial, les hace perder oportunidades de empleo y les impide ayudar a sus respectivos países a volver a la prosperidad", señala el estudio, donde se asevera que, en tiempos de crisis, dotarles de herramientas es "más esencial que nunca".
Los autores del informe constataron que entre 2007 y 2009, las tasas de paro entre los jóvenes europeos que no habían completado sus estudios aumentaron "de forma amplia", a excepción de Alemania, aunque España fue sin duda "la peor afectada" de todos los países del continente.


El texto, sin duda, puede incluirse en esa todavía por escribir "antología universal de la infamia" que, a diferencia de la de Borges, tendrá mayor documentación en la realidad, sin necesidad de su genio ficticio. Decir que son los jóvenes, con sus abandonos, los que "impiden ayudar a sus respectivos países a volver a la prosperidad" es sencillamente infame. Es poner el carro delante de los bueyes.
Lo de los "ninis" es volver a las concepciones abstractas de los personajes clásicos en los que, junto al "avaro", al "misántropo", etc. se sitúa ahora al "vago", cuyos rasgos son su juventud, insolidaridad y dejadez. Como todos los personajes clásicos, no son más que abstracciones, creaciones absolutas en las que se personifica una virtud o un defecto. Pero para eso no se hacen encuestas; para eso sobran datos y nos quedamos con los tópicos que es más barato, nos ahorramos el dinero del estudio.

Acusar a los jóvenes de no "ayudar a la recuperación de sus países" es ignorar que son las prácticas empresariales y la ceguera de los  políticos las que han sido responsables de un deterioro de las condiciones de trabajo juveniles que son las han motivado el abandono de mucha gente ante la imposibilidad de acceder a mejores empleos. Todo esto comenzó en los años ochenta con la precarización del empleo juvenil, con el subempleo que se justificó como una alternativa al paro juvenil. Todo iba a ser provisional para salir de una situación que no solo no mejoró sino que se enquistó por el desarrollo desastroso de la economía española, centrado en los motores de la construcción y el turismo, que es donde se creaban los puestos de trabajo, junto con los sectores conectados del comercio, etc.


En treinta años, los políticos y empresarios españoles han sido incapaces de crear un modelo social y productivo que avanzara en sectores innovadores, que permitiera aprovechar realmente el potencial educativo que se estaba generando. Los abandonos no son la causa del deterioro económico y laboral sino su resultado, la desmotivación absoluta, sumado al efecto de la bajada en picado de salarios ante una situación de exceso de oferta laboral, como pescar en un cubo de cinco millones de parados. Hace unos años hablábamos de "mileuristas", otra etiqueta; hoy serían felices con esos sueldos. España es el país —también son datos— en el que existe una menor diferencia entre el sueldo de una persona con estudios y otra que no los tiene. Eso pesa mucho.


Los que vivimos dentro de la Universidad, conocemos de primera mano —sin necesidad de encuestas y posteriores interpretaciones— el destino de nuestros mejores estudiantes, jóvenes que han llegado muchos de ellos a obtener el grado de doctores brillantemente y se ven condenados a mendigar sueldos infames como vendedores puerta a puerta o similares.

No, no son los jóvenes los que "no ayudan" a la recuperación económica. Son las instancias económica y políticas las que han fallado lamentablemente al ser incapaces de tener una visión de futuro, una futuro que se nos presenta colapsado en este presente, consecuente con la necedad y la falta de miras de nuestros dirigentes, preocupados unos por el poder y otros por la rentabilidad, hasta que el uno ha causado la indignación y el otro una distancia social creciente por empobrecimiento de capas enteras de la población a la que se movió irresponsablemente a endeudarse para aparentar crecimiento, una quiebra del modelo y la incapacidad productiva por centrarse de forma prioritaria en un modelo sin salida, inestable y dependiente. Todo esto con la ayuda interesada de terceros, por supuesto, que veían con agrado que España se convertía en un país que renunciaba a dar el salto industrializado e innovador que debería haber dado al llegar a un cierto nivel de desarrollo. Estamos viendo que lo de la "cuarta economía" no es más que una verdad a medias si no se explica en qué consiste esa economía, cuáles son sus limitaciones y riegos.
No puede sostenerse que son los "jóvenes" los que no ayudan a la recuperación, cuando son los jóvenes mejor preparados los que marchan a "ayudar" a Alemania, a Inglaterra, a Francia, a China, a salir de sus problemas de productividad. No nos fallan los jugadores, nos falla el terreno de juego —en pésimas condiciones— y nos fallan los organizadores del partido.


No se acaban ahí las infamias. El diario recoge otras afirmaciones del estudio que también revelan el trasfondo e interés que lo mueve. Señalan en El Mundo:

El estudio recupera además la expresión "ninis" (ni tienen trabajo ni lo buscan), al señalar que "al menos un cuarto de los jóvenes españoles que dejaron sus estudios al acabar el primer ciclo de enseñanza secundaria y un quinto de los que la abandonaron después del bachillerato en la actualidad tampoco buscan empleo".
"Crear puestos de trabajo per se no va a ayudarnos a salir de la crisis", indicaron los autores, para quienes, "Europa debe formar a jóvenes con competencias profesionales adecuadas, con experiencia previa y con capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías".

Debo confesar que la expresión "ninis" me pone enfermo. Verla reflejada en un estudio que se pretende serio no solo en sus recogidas de datos, sino en lo que después me parece poco serio. "Ninis" no es un término académico, científico, etc. No es más que un tópico social que recoge esa criminalización de la juventud a la que es tan aficionada parte de esta sociedad. De forma esquizofrénica, se alaba o denigra según interese.


"Generación nini", "generación perdida", "generación Logse"..., aquí todos ponemos etiquetas, pero nadie pone soluciones. Y las soluciones no están en los jóvenes. Por mucho que estudien, por mucho que sean brillantes, acaban emigrando porque este país solo abre comercios para recibir turistas. Los sectores realmente de vanguardia son mínimos porque se eligió mal el modelo. Hay que hacer monumentos a los empresarios que sacaron adelante empresas punteras absorbiendo investigadores, ingenieros y mano de obra cualificada. Porque es ese el estímulo del estudio, ¡señores que entienden tanto de motivación!
Cuando no hay buen nivel de estudios, la gente se va a estudiar fuera; cuando no hay buena oferta de trabajo, los mejores se van. Nuestra situación actual es, según el estudio, de deficiente nivel de estudios, algo que todos sabemos, y muy deficiente situación laboral.
La responsabilidad es del sistema educativo, deteriorado de nuevo por la ineficacia de las condiciones que se han ido acumulando durante años, presididos por unos supuestos gestores que buscaban la "eficiencia" a golpe de autoridad —de nuevo la criminalización de los jóvenes— ante la falta de recursos económicos y humanos, y el uso político de la educación que impedía grandes acuerdos nacionales.


Que se diga en el estudio que "Crear puestos de trabajo per se no va a ayudarnos a salir de la crisis" no deja de ser otra forma insultante con un cincuenta por ciento de paro juvenil y un veinticuatro de paro global. Nuestra "crisis" no es la de los demás. Es española por dos de sus cuatro costados, dejando los otros dos a la eurozona. Evidentemente, cuanto mayor sea la calidad del empleo, entendida no solo en estabilidad, sino creados en sectores productivos y exportadores, mejor para todos. Absorberán mano de obra mejor más cualificada.
O se comienza una política clara de crecimiento en sectores abandonados por el empresariado, mediante el tipo de estímulos de necesarios, de toda clase, o seguiremos provocando el éxodo irreversible de nuestros mejores investigadores, ingenieros, médicos, etc. Una auténtica sangría en la asumimos el gasto de la formación y regalamos sus resultados a los países que se la ahorran.
España tienen un grandísimo potencial de desarrollo y un gran obstáculo: la ineficacia absoluta de una forma de entender la política, la economía y su función y responsabilidad social. Somos tontos desregulados. 
Es una auténtica vergüenza que haya que decir una obviedad de tal calibre: el futuro está en los jóvenes. Invertir en su formación es esencial. Pero es esencial que haya correspondencia entre formación y destino laboral. Si se produce el desajuste que tenemos ante los ojos permanantemente, las consecuencias son claras: la desmotivación del abandono o la motivación para la emigración, que es lo que tenemos hoy.


Perdidos entre políticos ineficaces, ególatras, retóricos y gritones, no somos capaces de ir más allá de la caza de culpables, aunque haya que sacarlos de las guarderías infantiles. Los verdaderos "ninis" son la mayor parte de nuestra clase política que "ni" gobiernan, "ni" nos sacan de los problemas que crean con su incompetencia, dejadez o falta de visión.
El "fracaso escolar" no es el del alumnos, que se reduce a casos personales específicos y diferentes; es el de sistema educativo, y este es el de la clase política que no crea las condiciones sociales, económicas y laborales para que se aproveche la formación.

* "España, a la cabeza del fracaso escolar y el desempleo juvenil en Europa" El Mundo 16/10/2012 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/16/espana/1350346752.html?a=c9635b7801d2f2eb1e9c5e02e753494f&t=1350361909&numero=




1 comentario:

  1. Grandes verdades Joaquín. Sobre todo el hecho de que "aquí todos ponemos etiquetas, pero nadie pone soluciones".
    Un saludo

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