sábado, 18 de agosto de 2012

La fiesta del acoso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Más allá de la Revolución, los cambios que la sociedad egipcia experimenta van en un sentido claro: el que marca su juventud. Lejos de cualquier tópico, la revolución no es solo un cambio político, sino un cambio de vida. El impulso que llevó a muchos a la revolución no fue solo cambiar el poder, sino cambiar Egipto. Es este aspecto importante el que marca la distancia de unos revolucionarios con otros. Se quitó a Mubarak; ahora se trata cambiar la sociedad en sus aspectos más negativos. Y son muchos jóvenes los que tienen esa conciencias del Egipto que no les gusta y no quieren.
Uno de los problemas más graves con los que se enfrenta Egipto —lo hemos tratadado varias veces aquí— es el acoso sexual. Como problema, el acoso de disfraza de "costumbre" y se ignora diciendo que hay cosas más importantes de las que ocuparse. Pero el acoso no es un problema en una lista de prioridades. Es una prioridad absoluta porque no es un problema que implique un "cuándo", sino un "cómo".


El acoso sexual es la parte visible de una forma de entender el mundo, de una mentalidad social excluyente y agresiva hacia la mujer. Cuando forma parte de la costumbre, revela una connivencia social que es incompatible con la libertad de las personas, que se ven afectadas por ella. Cuando el acoso es costumbre significa que es regla social y, entonces, la sociedad debe cambiar, reconociéndolo como problema y poniendo todos los medios para resolverlo.
Una parte de la juventud egipcia está decida a que esto cambie, a que Egipto no tenga como seña de identidad el acoso. No se trata de una cuestión de "imagen"; se trata de la propia autoestima social, de la dignidad de las personas y de su violación permanente por los acosadores y los que los defiende de forma activa o pasiva. Las declaraciones de una diputada de la Hermandad diciendo que el acoso era culpa de las mujeres son de un medievalismo tan extremo que asusta saber que la representación femenina —cinco diputadas— estuviera en esas manos.

La fiesta que marca el final del mes de Ramadán se celebra hoy, sábado; es el Eid al-Fitr. Tradicionalmente se convierte en un fiesta del acoso sexual porque la gente sale a la calle a hacer vida social y hay mucho movimiento en las calles y el metro. Es también, desgraciadamente, la fiesta del acoso.
Esa parte de la juventud egipcia siente que hay que ir más allá de la queja ha hecho una convocatoria pública reclamando voluntarios para organizar patrullas en el metro y enfrentarse a los acosadores y denunciarlos. Ayer se reunían los voluntarios para dar instrucciones sobre cómo actuar en los casos que pudieran darse en las estaciones de metro que piensan cubrir. Colaborarán con las autoridades y con los servicios de vigilancia para lograr que el final del Ramadán sea la fiesta que debe ser y la alegría no se vea perturbada por los actos vergonzosos de acoso callejero.



La iniciativa de los jóvenes ha partido del Movimiento Huella (Imprint Movement) [http://www.facebook.com/Imprint.Movement.eg], un grupo cuyo objetivo es combatir y erradicar todas esas malas costumbres que convierten la "normalidad" en un horror para los que son incapaces de vivirla y renunciar a su dignidad y libertad. Hay veces en que lo espectacular y dramático de las revoluciones se tiene que traducir en acontecimientos cotidianos que permitan sentir que algo ha cambiado a mejor. 

La película sobre el acoso "Cairo 678"
El caos y la inseguridad que siguió a la revolución tras el vacío de poder y autoridad ha servido a muchos de amparo para seguir con sus violaciones sistemáticas de la dignidad de las mujeres. Su papel activo en la revolución no era meramente político, sino un deseo manifiesto de que esa presión social sobre las mujeres desapareciera. El futuro de Egipto —como el de los demás países árabes— pasa por el reconocimiento del valor de la mujer, no un valor tópico y retórico de la "jaula de oro" o la segregación (como acaba de hacer Arabia Saudí, creando una "ciudad laboral" solo para mujeres), sino respetando sus derechos y libertad de acción, expresión y decisión. Mientras se la vea de forma paternalista, no habrá revolución real. Y el paternalismo incluye tanto el proteccionismo excesivo como el acoso, que son las dos caras de una misma moneda. El mayor potencial, la mejor reserva de entusiasmo e inteligencia está en sus mujeres. Cuanto antes se den cuenta, mejor para todos.

La página para la inscripción de voluntarios

Mientras escribimos esto, en El Cairo esas decenas de jóvenes están tratando de ayudar a los miles de mujeres que hoy se desplazarán usando el transporte público para compartir su alegría con familia y amigos. Tienen desde aquí toda nuestra simpatía y apoyo.
Ese es el camino; es el futuro.
 

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