sábado, 23 de junio de 2012

La defensa Breivik

Joaquín Mª Aguirre(UCM)
El criminal de Oslo y la isla de Utoya, Anders Breivik, reivindica su cordura. Esa es su línea de defensa y la de su abogado. Como se pudo adivinar desde el principio, Breivik no está dispuesto a que su “heroicidad” quede registrada por la historia como los actos de un criminal loco, de un enfermo. Y eso impulsa a los demás a considerar más plausible su locura. Por eso hay que escuchar a su abogado, del que nadie duda que esté cuerdo y dice lo mismo, que Anders Breivik no está loco, que actuó por “necesidad”. La CCN mexicana nos lo cuenta así:

Lippestad argumentó que Breivik eligió a sus objetivos por motivos políticos y que no atacó a gente no política, como al capitán del barco que tomó para llegar a Utoya y los niños más pequeños de la isla.
El abogado dijo al tribunal que compartía la opinión del fiscal de que los ataques, a los que llamó "un cruel acto de terrorismo", eran demasiado horribles para ser verdad.
Pero dijo que la cuestión clave para su cliente era saber si actuó bajo el principio legal de la "necesidad".*

La “necesidad” es trasladar la maldad de las ideas atrincheradas en la mente de Breivik a la sociedad noruega en su conjunto. El abogado del criminal quiere presentarlo como un cirujano al que le toca realizar una desagradable amputación para evitar la gangrena. Imaginamos que el letrado cuenta con el beneplácito de Breivik o que, posteriormente, ha sido seducido por sus discursos sobre el estado de la sociedad. 


Cuanto más desproporcionada y delirante sea la defensa de Breivik, más tentados estarán los jueces a considerarlo como una locura; cuanto más niegue la locura Breivik, más tentados estarán a considerarlo enfermo. Breivik defiende su cordura, que es la de sus crímenes. “De los que me han examinado, en total 37 personas altamente cualificadas, de esas 37 personas, 35 no han encontrado ningún síntoma”**, ha señalado Breivik satisfecho al tribunal, según recoge La Vanguardia.
El argumento de la “necesidad” es el que le permite salvar todas sus piezas personales y políticas, el que le salva de sí mismo, ya que le muestra como un salvador y no como un destructor de su país. Para él, sus actos no son más que el sacrificio heroico que realiza alguien que ama profundamente a su patria. Los equivocados, los que deberían estar sentados en un banquillo, son todos aquellos que han querido convertir Noruega en un estado “multicultural”, un país repleto de musulmanes.

El criminal  y meticuloso recorrido de Breivik por la isla de Utoya

Breivik relató hace meses —y aquí lo comentamos— cómo se había sometido a un intensivo tratamiento de deshumanización, de anulación sentimental para poder realizar la tarea de exterminio sistemático de personas a las que disparaba a pocos centímetros, mirándolas a la cara, impasible, guiado por la luz interior de su sacrificio por la patria. Fue una labor meticulosa. Se lavó el cerebro a sí mismo hasta convertirse en una máquina.
No debemos confundir deshumanización con locura, ya que sus acciones fueron elegidas previa y fríamente. Fue con posterioridad y por decisión propia cuando Breivik fue perdiendo lo que hubiera repugnado a una persona en condiciones normales. Pero el hecho determinante es que si Breivik era una máquina de matar, se había programado a sí mismo.
En su momento comentamos que se llegaría al punto de tendríamos que elegir entre la locura y la maldad, entre considerar que todo ha sido fruto de la mente de un enfermo o que lo ha sido de “ideas” equivocadas que niegan a otros la existencia. La insistencia en presentar a Breivik como un activista político confirma que él quiere pasar a la historia como un ser lúcido y condenado por ello; quiere convertirse en un “preso político”. Nuestra experiencia nos dice que se busca siempre la salida que esquive las condenas, que los acusados prefieren declararse locos antes que ser condenados. Pero eso no vale para Breivik que ha antepuesto, dentro de su visión heroica de sí mismo, las ideas a su propia persona.

Breivik, en términos ajedrecísticos, no es el “rey”, que sería la “ideología”; él es un peón que puede sacrificarse. Esa decisión ya la tomó cuando preparó sus crímenes. No había plan de huida. Breivik sigue jugando con blancas, imponiendo a los demás sus escenarios a los que deben ajustarse. Acto primero, los crímenes; acto segundo, el juicio. Habrá que esperar a ver cuál es su siguiente movimiento, porque lo tendrá.
La sociedad, mientras tanto, da ejemplo de cordura y se distancia de Breivik y de su ideología racista y xenófoba. Breivik no pretendía acabar con sus enemigos; solo dar un toque de atención, con setenta y siete muertos. Y eso lo ha hecho. El posible veredicto de locura para Breivik no debería ocultar que su ideología no surge de los genes o de una infancia difícil. Breivik llega a ella porque la tiene delante, en mitad de su camino, disponible para sumergirse en ella. No es una fantasía de un loco, por más que él lo esté. Es un cáncer social que puede extenderse. Ese era su objetivo principal.
Tanto enfermo como cuerdo, Breivik es irrecuperable. Es dañino en todos los sentidos. Y ahora, desde la soledad de su celda penitenciaria o desde el aislamiento de su habitación en un psiquiátrico, contará los días que faltan para que su proyecto de una Noruega limpia de todos aquellos que la contaminan prospere. Ya sea por locura o por maldad, es un hombre satisfecho. Ahora, el mayor peligro de Anders Breivik es su sonrisa y lo que se esconde tras ella.

* "El abogado de Breivik pide su absolución y que lo declaren cuerdo" CCC México 22/06/2012 http://mexico.cnn.com/mundo/2012/06/22/el-jucio-de-breivik-por-la-muerte-de-77-personas-en-noruega-termina
** "Breivik dice que está cuerdo y su veredicto se conocerá el 24 de agosto" La Vanguardia 22/06/2012 http://www.lavanguardia.com/internacional/20120622/54315304834/breivik-cuerdo-veredicto-conocera-24-agosto.html



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