sábado, 30 de junio de 2012

Victorias, derrotas y endorfinas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No sé si es por efecto de la Eurocopa pero las lecturas de cualquier acontecimiento internacional se ve en clave de victorias y derrotas, de finales y prórrogas, de tarjetas rojas y amarillas y, si me apuran, hasta de tandas de penaltis. Las parcelas de la realidad muestran síntomas de contagio y aparecen teñidas de fútbol en cuanto la metáfora lo permite. Y si no lo permite, tampoco importa mucho; se hace.
Las entrevistas a pie de calle realizadas a los italianos tras su victoria frente a Alemania dejaban claro que ganarle al equipo de Merkel les había producido una satisfacción suplementaria, una plusvalía gozosa. La victoria sobre Alemania ha sido el equivalente a la batalla de Salamina en la que las ciudades griegas derrotaron al imperio persa en el 480 a.C. A efectos económicos, todos somos un poco griegos frente a esta Alemania rodillo.
Y es que la psique humana se contenta con estas cosas pequeñas que amplifica hasta segregar todas esas sustancias gratificantes y anestésicas, las “endorfinas”, con las que nuestro cerebro iguala coitos, chocolate, drogas y victorias deportivas, entre otras cosas. Estas “morfinas endógenas”, que se ligan etimológicamente con el dios Morfeo, aquel que sumía en el sueño a los mortales para que pudieran escapar por unas horas de la dura realidad y de los tejemanejes crueles de los dioses, cumplen su función. ¿Qué es hoy el deporte sino la ocasión para una huida momentánea de la situación crítica en que vivimos?

La prensa italiana se recrea en el "pateo" a Merkel

AthensWired recoge testimonios de los sentimientos doloridos de los griegos ante su “segunda derrota” frente a Alemania:

“It’s just supposed to be football, and everything outside those white lines of the field — the bailout, austerity, politics — shouldn’t matter,” said Yiannis Mouzakis, 38, an economic content specialist at a media company. “But, I have to admit, the best five minutes of the last two years was when we scored that goal.”

El placer analgésico de meter el balón en la portería de Merkel —sí, era Angela Merkel la que estaba bajo los palos de la portería germana—, también produjo una motivación extra, un chorro de endorfinas, en los cerebros de los delanteros que veían clara, nítida la figura de la canciller alemana ante ellos a la hora de chutar. Puede que no se ganara, pero esos dos goles a Alemania compensaron de muchos otras cosas. Los cuatro goles de Alemania no se pueden comparar con los dos de Grecia, que han producido esos cinco minutos —a los que se refería el economista Mouzakis—  de gloria endorfínica, de placer hipnótico de los que no apetece despertar. Pero se despierta, ¡vaya si se despierta!


Una pantomima realizada días atrás por activistas mostraba a Merkel, Rajoy, Hollande, Monti jugando al fútbol frente a un portero con pinta de ejecutivo, con maletín incluido. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, un ejemplo de campaña activista barata y eficaz. Aprovechas el momento de interés e introduces tu idea. Su difusióm fulminante ha sido gracias a este aprovechamiento del pensar analógico o paralelo constante desde que comenzó la Eurocopa. Parece como si algunos países se tuvieran ganas. ¡Nos veremos en el campo!, parecían pensar. Esto no era la Eurocopa; esto es el "todos contra Alemania" deportivo, devolución del "Alemania contra todos" económico a los ojos de muchos. Pocas veces un simbolismo se ha vivido tan intensamente. El cerebro necesita compensaciones.


Se ha señalado que Angela Merkel sufre más en los partidos que en las reuniones con grandes retos sobre la mesa. Ella también se desmelena en el fútbol. En cambio, su imagen celebrando animosamente un gol de Alemania —afortunadamente— sería impensable tras una reunión en la que hubiera ganado cinco cero a todas las economías de la zona euro. El deporte tiene cada vez más ese desahogo que da la falta de pudor  que se observa entre los seguidores de los equipos cuando vencen a sus contrarios. Aquello de la corrección quedó en el pasado caballeresco de deportes como el tenis. Ahora se va a los campos a meter goles a Merkel, a hacer cortes de mangas y a decir "¡toma, toma, toma!".

La pregunta es, claro, ¿qué hubiera pasado si Alemania gana, apabullando a todos, como hizo en su grupo de la primera fase y con  Grecia después, y se planta en la final?
Al menos en lo deportivo, esto no ha ocurrido y tenemos una final mañana de países potentes futbolísticamente y disminuidos económicamente. No voy a entrar en si existe alguna correlación en ello. Recuerdo que hace muchos años, cuando comenzó está conversión del fútbol en un gigantesco negocio mediático internacional, se dio el dato de que la inversión en fichajes por parte del Real Madrid y el Barcelona era  equivalente al de toda la Bundesliga. Cada uno elige en qué invierte y cuánto.
El lunes, mientras España o Italia vivirán eufóricos el sueño endorfínico de los campeones, para los derrotados alemanes será un día más. Se levantarán e irán a trabajar. ¡Qué suerte!




viernes, 29 de junio de 2012

El cocinero altruista y los sanadores millonarios

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo que ha crecido de mala manera no se resigna a cambiar. Se queda en stand by, a la espera no de que lleguen tiempo mejores, sino de tiempos en los que se vuelva a sacar el cadáver del armario. Estos sectores exigen todos los recursos y atención en las crisis, impidiendo que se diversifiquen los esfuerzos de crecimiento en otras direcciones. Es la tapa de tu propia trampa la que se cierra sobre ti cuando intentas escapar. Más de lo mismo.
La vergonzosa rivalidad entre Madrid y Barcelona por hacerse con los servicios de un casino —“centro de ocio”, "maxicomplejos" son  eufemismos cursis— de nombre Eurovegas, que hará realidad los peores augurios sobre nuestro futuro al dirigir nuestro crecimiento de nuevo hacia el mismo abismo, tiene nuevos capítulos cada día. Esta vez ha sido la intervención “altruista” del cocinero Ferrán Adrià en nombre de la candidatura de Barcelona. La Vanguardia nos informa:

El prestigioso chef Ferrán Adrià ha hecho valer el peso que su cocina representa en el mundo para intentar traer a Barcelona finalmente el maxicomplejo de ocio Eurovegas asegurando al número dos de Sheldom Adelson, Michael Leven, que de acabar construyéndose aquí él aportaría un centro de investigación culinaria.
Lo hizo anteayer en una cena que la banca de inversión Rothschild montó con una serie de ejecutivos de Las Vengas Sands aprovechando su visita a la capital catalana para ver los terrenos donde se construiría el complejo que tiene dividida a la opinión pública. El ofrecimiento de Adrià no es baladí e igual puede pesar tanto en la decisión como los beneficios fiscales que los Ayuntamientos implicados o la propia Generalitat puedan ofrecer. No en vano, el propio cocinero ha asegurado que Leven es "un enamorado de nuestra cocina" así que un ofrecimiento de estas características podría resultarles muy seductor.*


No salimos de esta con tanto “chef” pidiendo el “i+d del puchero”. Si el señor Michael Leven está “enamorado de nuestra cocina”, que le mande flores. Ya hay bastantes proyectos de ocio convertidos en “poblados del Oeste de Almería” para seguir apostando por lo mismo. El verdadero “maxicomplejo” es el nuestro, ¡pero de dos horas semanales de diván!
La exigencia de que se cambie la fiscalidad o se permita fumar en los casinos, vulnerando las normativas al respecto, porque esa es su norma en los desiertos donde los ponen, no deja de ser una exigencia arrogante y despectiva para con el país; otra más pues en Cataluña también plantearon sus exigencias sobre la construcción y su alturas, que entraban en conflicto por la proximidad al aeropuerto. Ellos presionan y lo que salga saldrá.

La cuestión llega a los límites del surrealismo cuando pregonan que solicitarán el dinero de las inversiones a los bancos españoles, que ya tienen, todo sea dicho, bastante ruleta en estos momentos como para meterse en más ladrillos bingueros.  Los anteriores intentos vergonzosos de recrear Las Vegas en los Monegros no hace mucho se recrudecen por el ansia de los políticos y los empresarios que les hacen la corte por hacerse con los negocios colaterales que esto produce. Se nos habla de los puestos de trabajo que se crearán, pero siguen sin mencionarse de qué clases son esos puestos y las distorsiones en la zona donde se establezcan. Es una tomadura de pelo cuya única función es vencer resistencias en la opinión pública.
Se han conocido la semana pasada las declaraciones, el parte facultativo, sobre España de ese millonario con flequillo imposible llamado Donald Trump, uno de los tipos más groseros e impresentables para los propios estándares norteamericanos del mal gusto, sobre la conveniencia de llevarse los saldos españoles. ¡Aprovechemos, que están que lo regalan!, les ha dicho a sus colegas ricos. ¡España es una enferma en saldo! Y Donald sí que sabe de esto, de enfermedades y sangrías, de buitres y rebajas. Trump y Adelson no solo comparten el mismo peluquero, sino las mismas ideas debajo de sus rancios flequillos: una España de oportunidades y de políticos oportunistas.


Uno entiende que el mundo de los negocios es así de cruel, pero deberíamos mantener un poco de pudor y evitar que todos estos fulanos sean recibidos como mesías y que, acompañados por nuestras autoridades locales y autonómicas, se sientan los reyes del mambo. Es patético verlos recorrer de su mano el cementerio español. Ofrecerse —o insinuar si quiera que se puede— a cambiar una normativa después de haber hecho gastarse millones de euros a los miles de restaurantes españoles en reformas inútiles para zonas de fumadores es un insulto doble, un gesto infame y servil que no honra a nadie como sacrificio, y que muchos no queremos que se haga en nuestro nombre ni por nuestra causa. Es el equivalente a la instalación de las más contaminantes fábricas e industrias porque sus autoridades hacen la vista gorda con las normativas. Son estas cosas las que nos convierte en bananeros de lujo.

Apretados por las condiciones “europeas”, esquilmados por los mercados internacionales, nos queda como penúltimo trago de este calvario ser recomendados en el “segunda mano” por Trump e inspeccionados por los “empresarios del ocio” en esta exploración rectal de nuestra economía cuyos pantalones se encuentran ya en los tobillos.
Nosotros no tenemos burbuja, ¡tenemos suflé! Tiene razón Donald Trump: España está enferma. Pero lo está indigestada de tanta cocina y tan poco investigador, de tanto ladrillo y tan poco arquitecto, de tanto político y tan poco liderazgo, de tanta palabrería y tan poca eficacia, de tanto maxicomplejo y tan poca claridad de ideas.

* "Ferran Adrià insiste en su compromiso altruista con Eurovegas y en que es "un proyecto de calidad"" La Vanguardia 27/06/2012 http://www.lavanguardia.com/ocio/20120627/54317824864/ferran-adria-compromiso-altruista-eurovegas.html
** "Donald Trum: 'España está enferma y es el momento de aprovecharlo'" ABC 19/06/2012  http://www.abc.es/20120619/economia/abci-donald-trump-espana-esta-201206191830.html


Las contestaciones populares al proyecto




Las páginas promocionales de Barcelona y Madrid

jueves, 28 de junio de 2012

Pregunten a Isaac

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay casos aparentemente pequeños que pueden tener una enorme trascendencia cultural. La cadena Aljazeera recoge entre sus noticias la sentencia de un tribunal alemán, de la ciudad de Colonia, que puede tener grandes repercusiones. El caso giraba sobre la circuncisión practicada a un niño musulmán de cuatro años. La operación se complicó y, tras varios días sangrando, los fiscales acusaron al médico que realizó la intervención de causar lesiones graves al menor. Aljazeera señala:

Circumcising young boys on religious grounds amounts to grievous bodily harm, a German court has ruled.
The regional court in Cologne, western Germany, ruled on Tuesday that the "fundamental right of the child to bodily integrity outweighed the fundamental rights of the parents", a judgement that is expected to set a legal precedent.*

El caso ya ha pasado dos veces por los tribunales y tiene unas connotaciones culturales que no se le escapan a nadie pues afecta a una práctica quirúrgica realizada igualmente por musulmanes y judíos y es considerada como un rasgo de identidad esencial.
En su magnífico Diccionario de islam e islamismo, la profesora Luz Gómez García señala:

La circuncisión es un ejemplo de adaptación de las costumbres presislámicas a la tradición estrictamente islámica: a pesar de no estar mencionada en el Corán, es común a todos los musulmanes, a imitación de Mahoma, incluso cuando solo una escuela jurídica, la chafií, la considera como ineludible (fard) en la jerarquía de la muamalat [prácticas civiles del musulmán]. Hasta tal punto está asentada en la conciencia colectiva como distintivo islámico que a la circuncisión (jitán en árabe, jatma en la mayoría del ámbito islámico) se la denomina también en las lenguas de Asia Central sunnat, sinécdoque de la propia sunna.**

La importancia cultural que pueda tener, no se cuestiona por el tribunal. Lo que se considera es ese derecho del niño a no ser sometido a procesos irreversibles por sus padres. Por decirlo llanamente, uno puede abandonar una religión, pero no recuperar una parte de la anatomía de la que se ha prescindido en su nombre. Se remite entonces a que para la práctica se requiera la autorización del interesado, dueño de su propio cuerpo. Sutilezas occidentales.

Ceremonia turca de circuncisión

La sentencia no ha ido contra los médicos, que han quedado exonerados en ambos juicios, sino contra el hecho de que se haga a edades en las que el principal afectado no puede decidir. En esto ha tenido bastante que ver, la rebaja progresiva de la edad de la circuncisión. El niño en cuestión tenía cuatro años. La profesora Gómez García señala también que en la circuncisión se concentran varios sentidos, dado su carácter ritual simbólico: “el rito de tránsito varonil, el reconocimiento físico la hegemonía de Dios sobre los instintos primarios y la ceremonia espiritual en que un joven musulmán acata conscientemente y socialmente su condición de tal.”**
Es evidente que la rebaja de la edad va en contra del propio sentido del ritual, ya que difícilmente se puede considerar, ni en lo físico ni en lo psíquico la maduración que se supone que establece como un rito de paso a los cuatro años. La edad ha sido debatida en el mundo islámico y con frecuencia se solía realizar entre los siete años, es decir, lo que nosotros expresábamos con la fórmula habitual del “uso de razón”, y los doce, según señala la profesora Gómez García, que apunta que cada vez se realiza más esta práctica al nacer, acercándose a la fórmula judía de los ocho días, aunque por motivos pragmáticos.

Circuncisión judía

La circuncisión tiene su origen —para las religiones en cuyo nombre se practica— en el pacto de Abraham con Dios, como la expresión de la “alianza”. En el judaísmo se practica ritualmente a los ocho días del nacimiento, repitiendo la fecha en que se realizó por parte de Abraham a Isaac. La Tora señala esos ocho días desde el nacimiento, edad temprana, porque el pacto que representa escapa a la racionalidad del ser humano, según la interpretación, y por tanto cuanto antes se haga mejor. Dios es incomprensible por definición. Su complemento ritual se realiza a los trece años, en donde se accede de forma racional en la ceremonia del Bar Mitzvá.


La polémica sobre la circuncisión en el cristianismo se zanjó señalando los aspectos simbólicos espirituales (bautismo y confirmación posterior) frente a los puramente físicos. Pero, por ejemplo, es frecuente entre los cristianos coptos de Egipto. De Egipto ya se tienen referencias a través de Herodoto, es decir, mucho más antiguas.

La sentencia ha causado indignación en la comunidad musulmana y especialmente entre la comunidad judía, que ya se ha manifestado a través de portavoces cualificados:

The head of the Central Committee of Jews, Dieter Graumann, said the ruling was "an unprecedented and dramatic intervention in the right of religious communities to self-determination".
The judgement was an "outrageous and insensitive act. Circumcision of newborn boys is a fixed part of the Jewish religion and has been practiced worldwide for centuries," added Graumann. "This religious right is respected in every country in the world."*

La doctrina en la que se basa la decisión del tribunal es una clara consideración individual de los derechos —es el niño quien debe decidir sobre un proceso irreversible que se realiza en su cuerpo—, frente a la concepción tradicional —religiosa, en este caso, para musulmanes y judíos—, cuyo énfasis y poder absoluto se centra en la comunidad, que decide sobre el individuo en nombre de la tradición. Son dos mentalidades tan diferentes que no pueden llegar a entenderse al partir de principios opuestos. Para la tradición, sencillamente, no existe el derecho individual: en la tradición no se decide, se sigue y punto. Cómo conjugar el derecho a la libertad de religión, que se entiende como algo vinculado con la propia conciencia, con una práctica que se realiza sobre otros cuando no tienen voluntad para decidir, es una cuestión peliaguda. Aljazeera señala sobre los criterios apuntados por el tribunal alemán:

"The religious freedom of the parents and their right to educate their child would not be unacceptably compromised, if they were obliged to wait until the child could himself decide to be circumcised," the court said.*

El tribunal trata de conjugar la libertad de religión con los derechos del individuo, algo que como vemos no es sencillo y tendrá secuelas. El desplazamiento físico y cultural hace que las prácticas consideradas legales en un lugar puedan verse reconsideradas en otro porque los principios que rijan sean diferentes. La cuestión es peliaguda porque los padres tampoco consideran que estén actuando libremente, sino bajo un mandato divino que es lo que se manifiesta en la tradición. Las tradiciones no se cuestionan, porque para eso son tradiciones.

El caso nos permite ver claramente ese vínculo importante que se mantiene entre derecho y religión, en la que el primero está determinado (u orientado) por la segunda, frente a los derechos individuales, centrados en la persona, de desarrollo laico y emancipador frente a la comunidad que la anula. Los sistemas jurídicos, por muy racionales que quieran ser, son manifestaciones de las culturas, para bien o para mal, ya que lo que consideramos obvio y evidente es lo que se nos pone delante sin cuestionarse, lo que siempre ha sido así. Los tribunales alemanes son tribunales y alemanes, es decir, no se consideran directamente afectados porque Abraham realizara la circuncisión a Isaac a los ocho días de nacer y consideran que hay que preguntar a Isaac. No les entra en la cabeza —¡tozudos alemanes!— que de lo que se trata aquí es de la virtud de la obediencia y no de la libertad de decidir, algo de lo que se suele hablar mucho menos en los textos y que suele acabar en el non serviam.
Veremos en qué acaba todo esto. El mundo es cada día más pequeño.

* "German court: Child circumcision 'an assault'"" Aljazeera 27/06/2012 http://www.aljazeera.com/news/europe/2012/06/201262743137489117.html
** Luz Gómez García (2009): Diccionario de islam e islamismo. Espasa, Madrid.



Activistas norteamericanos manifestándose contra la práctica de la circuncisión

Cómic activista contra la circuncisión: "El hombre prepucio" (Foreskin Man)

miércoles, 27 de junio de 2012

Carter y los Derechos Humanos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El artículo publicado antes de ayer por el ex presidente norteamericano Jimmy Carter en The New York Times, con el título “A Cruel and Unusual Record”, pone el dedo en la herida norteamericana de los Derechos Humanos. De todos es conocido el papel que Carter ha estado jugando desde que abandonó la presidencia y que llevó a la concesión del Premio Nobel de la Paz en el año 2002. Las actividades mediadoras y de observación del Centro Carter por todo el mundo son constantes y se ha convertido en un personaje presente en los principales conflictos y desacuerdos mundiales. Por eso la carta en la que denuncia, en plena campaña electoral norteamericana, el camino seguido por los Estados Unidos en esta década y en especial tras el 11-S, tiene una especial significación y resonancia allí y fuera de las fronteras, por todo el mundo.
La idea de que la declaración universal de los Derechos Humanos es un programa irrenunciable, un programa cuya integridad moral puede servir de referencia en cualquier lugar del mundo, tanto por su cumplimiento como por su transgresión, es hoy aceptada por muchos, que ven en la Declaración un punto de partida político, un marco de convivencia en los estados y entre ellos.

Jimmy Carter, observador en la elecciones  egipcias
El comienzo del artículo de Carter no deja lugar a ambigüedades o eufemismos: “The United States is abandoning its role as the global champion of human Rights.”* Me imagino que Carter habrá tenido serías dudas en el uso del verbo con el que poner en marcha su denuncia: ¿“está abandonando”, “ha abandonado”…? La fórmula elegida  por el ex presidente deja un proceso en marcha y, por tanto, rectificable.

La cuestión para el resto del mundo no es solo el “liderazgo” de Estados Unidos en los derechos humanos, algo que les afecta en su propia autoestima. Por supuesto que es importante que la primera potencia mundial cumpla con los derechos humanos, que sea un ejemplo. Tan importante como el hecho negativo de que no los cumpla, que sea un mal ejemplo. Unos y otros aprovecharan los que Estados Unidos haga con los Derechos, para bien o para mal.
La Declaración no es un programa que se firma sin más, una operación cosmética, un discurso vacío. Es un compromiso con el resto de los pueblos. La Declaración y su cumplimiento ponen de un mismo lado a los estados que las respetan frente a los que no lo hacen. Y esa debería ser la verdadera línea de división mundial y el impulso que hiciera a los pueblos salir de una situación negativa hacia ese cumplimiento como ideal. Carter, que va por el mundo tratando de explicar la necesidad de cumplir la Declaración de los Derechos Humanos, debe conocer bien el mal trago de que le recuerden los incumplimientos de su propio país por donde vaya.
Señala Carter:

The declaration has been invoked by human rights activists and the international community to replace most of the world’s dictatorships with democracies and to promote the rule of law in domestic and global affairs. It is disturbing that, instead of strengthening these principles, our government’s counterterrorism policies are now clearly violating at least 10 of the declaration’s 30 articles, including the prohibition against “cruel, inhuman or degrading treatment or punishment.”*


La Declaración es compromiso interno, pero también una exigencia de firmeza externa, la que lleva la presión a aquellos países que no los cumplen, amparando a los que sufren su incumplimiento. Pero ¿quién presiona a Estados Unidos en sus propias violaciones? Esas violaciones que Estados Unidos comete en nombre de su seguridad, ¿cómo debe afrontarlas? ¿Debemos asumir todos que la defensa de los Derechos Humanos no funcionan como un imperativo categórico, sino como una herramienta utilitarista que se exige a otros y se ignora en los propios casos?



Una de las diferencias importantes entre los presidentes y candidatos norteamericanos es su prioridad entre seguridad —siempre nacional, aunque sea en el extranjero— y Derechos Humanos. Carter señala que Estados Unidos, al que define como el principal promotor desde 1948 de una política de Derechos Humanos, ha perdido esa brújula de los Derechos y en consecuencia ha dejado de ser respetado por sus aliados y dado armas a sus enemigos por los incumplimientos. No han sido solo en la política internacional, escribe el ex presidente:

In addition to American citizens’ being targeted for assassination or indefinite detention, recent laws have canceled the restraints in the Foreign Intelligence Surveillance Act of 1978 to allow unprecedented violations of our rights to privacy through warrantless wiretapping and government mining of our electronic communications. Popular state laws permit detaining individuals because of their appearance, where they worship or with whom they associate.

El artículo de Carter es una llamada a la congruencia y a la rectificación, a asumir que lo que los gobiernos hacen en nombre de todos no los eximen de las formas que empleen y que existen límites que los ciudadanos no desean que sean traspasados.
La cuestión no es trivial y no se puede dejar caer en la demagogia o en la hipocresía porque las invocaciones sean siempre las de la seguridad nacional, la de los sacrificios que se deben hacer en nombre de los pueblos para salvar a los propios pueblos. O se entienden en su radicalidad o son simplemente una herramienta autopromocional y un arma arrojadiza contra terceros. El incumplimiento de los Derechos Humanos se paga siempre porque se paga en degradación democrática y ética.
Carter concluye en su artículo:

As concerned citizens, we must persuade Washington to reverse course and regain moral leadership according to international human rights norms that we had officially adopted as our own and cherished throughout the years.*

Son los ciudadanos, por tanto, los que marcan el rumbo con su deseo de vivir en un marco ético que les permita sentirse identificados con su propio país. Cuando un país o una institución se distorsionan tanto como para que sus propios gobiernos vulneren sus principios éticos, el deterioro es muy grande y se producen grandes fracturas. Y esto va más allá de las lógicas discrepancias que puedan existir entre las fuerzas políticas en un país democrático.
Los Derechos Humanos son un programa común, un punto de unión, una Constitución Universal. No es algo que afecte solo a Estados Unidos, evidentemente, y nosotros mismos debemos plantearnos cada día si mejoramos o perdemos la referencia de estos derechos. Los Derechos Humanos son nuestra propia garantía ante nosotros mismos y ante los demás. Nada más peligroso que las grandes palabras escondan grandes incumplimientos.

* Jimmy Carter "A Cruel and Unusual Record" The New York Times 24/06/2012 http://www.nytimes.com/2012/06/25/opinion/americas-shameful-human-rights-record.html?src=ISMR_AP_LO_MST_FB





martes, 26 de junio de 2012

Como setas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Sí, como setas. Así han proliferado todas estas empresas de “emprendedores” a la sombra de los concursos públicos tirando a privados; demasiados dedos apuntando a los mismos sitios.
La Vanguardia nos pone al tanto del tirado de manta que se ha dado en la Comunidad de Madrid, por orden judicial, respecto a ciertos emprendedores y sus conexiones colaborativas en la denominada “trama Gürtel”:

El juez solicitó el pasado 18 de mayo estos contratos "en el plazo improrrogable de un mes" para tratar de determinar si se realizaron por mediación del exconsejero de Deportes y exdiputado en la Asamblea madrileña, Alberto López Viejo, y el exdiputado y gerente de la empresa municipal de vivienda de Boadilla del Monte, Alberto Bosch Tejedor, ambos imputados en la causa.
La Fiscalía Anticorrupción sospecha que los dos cargos públicos pudieron haber recibido pagos relacionados con la firma de estos contratos para la organización de los eventos, entre los que figuraban el primer aniversario de los atentados del 11 de marzo de 2004, un homenaje en memoria de Miguel Ángel Blanco o el encargo de un cuadro del ex alcalde madrileño y actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
Por otra parte, el juez Ruz ha solicitado a la Agencia Tributaria que le facilite información sobre "el margen de beneficio" que habrían obtenido las empresas de la trama Easy Concept, Servimadrid Integral, Good and Better y Diseño Asimétrico y su "comparación con el margen ordinario de las sociedades dedicadas a esta actividad mercantil".*

España se nos ha llenado de sinvergüenzas, teóricos de la libre empresa y de los beneficios y bondades del mercado, desmitificadores del Estado, pero que han hecho todo lo posible por reducir la competencia mediante el proteccionismo de los amigos, y haciendo que los precios se dispararan como cohetes porque pagábamos todos. Estos gestores cursis, puestos al frente de las empresas públicas y de las privadas, dispensadores de favores y recolectores de beneficios, han proliferado por todos los rincones de la geografía engalanados con los colores de la ideología que tocara en cada zona,  y, si no, por la cara bonita. Extremadura, Andalucía, Valencia, Madrid… son los casos más recientes, pero salpican con igualdad constitucional todos los escenarios autonómicos. Estos empresarios de pacotilla han crecido a la sombra del poder, mamonesQue mama mucho, o más tiempo del regular, nos dice el DRAE en su segunda acepción— agarrados a la ubre de un estado que cuyos desafectos teóricos proclamaban que había que privatizarlo todo para descargar al ciudadano. ¡Gran favor! Meneaban el árbol para que algunos recogieran los frutos.

Insistimos en lo de cursis —le dedicamos un artículo, "Cursis (lio en el think tank)" [ver entrada] — porque hay que ser verdaderamente cursi para ponerle esos nombres a las empresas: “Easy Concept”, “Servimadrid Integral”, “Good and Better” y “Diseño Asimétrico”. Aquí, nada de “good and better”. Más bien desvergüenza “integral” y “asimetría” en el cobro, que se han llevado mucho para lo poquito que dan. Son empresas descaradas, hechas días antes de que surgiera el “negocio”, seleccionadas por su brillante historial inexistente, por sus precios competitivos sin competencia, nacidas para triunfar.
Repugna especialmente que alguien se haya podido beneficiar indebidamente, aprovechando cualquier hueco, con la organización de “eventos” relacionados con los trágicos sucesos del 11 de marzo, la muerte de Miguel Ángel Blanco o el más profano tema de un cuadro del actual ministro de Justicia, don Alberto Ruiz Gallardón, que no sé de dónde saca tiempo para tanto posado, pues habrá retratos suyos en el Ayuntamiento de Madrid, en la Comunidad y en el Ministerio, eso si no le nombran nada más. Propongo que, por aquello de los recortes, le hagan solo uno y lo roten de sede en sede, lo que será un considerable ahorro para las arcas públicas y los fans del ministro, alcalde o presidente podrán ver el cuadro en los distintos lugares en los que ha ejercido su talante. Se tiene cuatro meses expuesto y luego se deja una tarjetita avisando en dónde se encuentra en esos momentos. Vigilen que la empresa que haga el traslado no sea de ningún amigo, porque si no es preferible hacer los tres retratos, que saldrá más barato, ¡seguro!


Y es que, aquí, el que no corre vuela. Nos dicen los teóricos que la base de la economía es que el dinero se mueva. Aquí se ha movido hasta el mareo, pero como en las ruletas trucadas la bolita caía siempre en el mismo sitio. El secreto de la hiperactividad de algunas instituciones, de la buena fama de algunos por no parar de hacer cosas, tiene en algunos casos la explicación oscura de quién la llevaba a cabo. Todas estas empresas siempre han surgido por el mismo lado: la organización de “eventos” —celebraciones, aniversarios, homenajes, presentaciones…—, algo que a los políticos encanta porque tienen la foto segura y por las fotos se llega a los votos.


La desesperación de muchos sectores a los que se les adeudan cantidades importantes es no saber cuándo les toca cobrar. Habrá que preguntarse si estos señores tan dinámicos han sido los primeros en cobrar porque así les llegaban a otros antes las comisiones o los descuidos. Sería una buena pregunta, además de intentar enterarse de los precios habituales de mercado para estos servicios por si se hubiera pagado más de la cuenta, algo más que probable. Eso es lo que pide también el juez, saber si se les pagó mejor que al resto.
Esta práctica ha ocurrido en todos los niveles de la administración y ha engendrado unas formas parasitarias en las que los políticos proponían (alentados por los interesados) para que se gastara y estos pseudo empresarios se llevaban el contrato al agua. Las denuncias y recriminaciones recientes por parte de los jueces, dejan en evidencia esta conspiración contra las arcas públicas, un constante sangrado del dinero de todos en beneficio de cursis engominados y gestores que se les parecen, que diría Stendhal.
Hay que acabar cuanto antes con estas prácticas viciadas que han servido a los políticos para desarrollar su influencia clientelar por ayuntamientos y autonomías, instituciones que —se nos ha dicho— pretenden acercar al administrado a la administración y que son, en cambio, la forma de acercar el dinero de los administrados a estos rapiñadores que acaban con lo que les pongan por delante.
Como setas ¡venenosas!

* "La Comunidad de Madrid busca sus contratos vinculados a Gürtel" La Vanguardia 25/06/2012 http://www.lavanguardia.com/local/madrid/20120625/54316245093/la-comunidad-de-madrid-busca-sus-contratos-vinculados-a-gurtel.html




lunes, 25 de junio de 2012

Sobre la utilidad sin sabiduría

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Bertrand Russell, en su obra La educación y el orden social*, escribió:

La estrechez de la concepción tradicional de la cultura tiene mucho que ver con el descrédito en que ha caído la cultura en la opinión pública. La genuina cultura consiste en llegar a ser ciudadano del Universo, no solo de uno o dos fragmentos arbitrarios del espacio y del tiempo. La verdadera cultura ayuda al hombre a comprender la sociedad humana como un todo, a determinar sabiamente los fines que la comunidad debe perseguir, y a considerar el presente en relación con el pasado y el futuro. La auténtica cultura es por ello tan valiosa para quienes han de ejercer el poder como la información detallada. Para hacer que los hombres sean útiles hay que hacer que sean sabios, y parte esencial de la sabiduría es poseer una mentalidad amplia. (109-110)

Russell escribió esto en los años treinta. Es sorprendente cómo nos hemos dirigido en dirección opuesta a la señalada por el filósofo. Eso sería la confirmación práctica de la tesis de Russell, somos muy poco sabios y por eso vamos en la dirección que vamos. En estos días en los que algunos debaten sobre los conocimientos de la lengua inglesa de nuestros dirigentes y piden que “se exija idiomas” como para otros empleos, se revela lo poco que se les pide y, una vez más, la marginación de la cultura como idea individual y social. Que una persona sea culta se considera como un elemento paralelo, un adorno, frente a la utilidad que se le exige. Y, como bien señala Russell, la cultura da sobre todo una mentalidad amplia, algo esencial para construir una sociedad mejor. Sin saber hacia dónde caminamos, mal camino nos espera. Y la cultura lo que hace es darnos nuevas miras para tener mejores fines.
Desespera por eso ver que las reformas que se pretenden desde hace décadas en España y en otras partes del mundo, una y otra vez, ven la educación desde un punto de vista exclusivamente laboral, para ser “más competitivos”, y no desde la formación de la persona, que sería el ideal cultural. La pregunta —explícita o tácita— del “¿para qué te sirve?” acompaña a cualquier actividad cuya finalidad no sea obvia por sí misma y se traduzca en la obtención de un rendimiento económico para quien la realiza o para quien la fomenta u organiza. Invertimos en todo menos en la persona. Ignoramos que el mejor motor social es la cultura, porque es la que estimula la mente y abre más posibilidades para todos. Si los conocimientos son elementos concretos, la cultura es el fondo sobre el que se recortan.

Esta “utilidad sin sabiduría”, como señaló Russell es lo que nos domina en todos los órdenes y, lo que es peor, se ha convertido en la doctrina oficial de los políticos y responsables del mundo mal llamado de la cultura y que se ha transformado en puro espectáculo con fines a un rendimiento económico o de imagen. Nuestros festivales, premios, concursos, etc. no tienen otra finalidad que atraer la atención, convertirse en espectáculos mediáticos que son empaquetados y vendidos como pseudocultura. Un ejemplo es la proliferación de “academias” de las cosas más insólitas cuya función principal suele ser la organización de una gala anual con una alfombra roja como invitada principal y constante. Su eficacia se mide en función del grosor del dossier de prensa del día siguiente.


“Utilidad sin sabiduría” significa también una instrumentalización permanente de las personas, a las que se considera como un material maleable y rentable. Sin cultura las personas son más manejables, fácilmente manipulables ya que desconocen el fondo de lo que les ocurre e ignoran las consecuencias de sus actos. La incultura siempre es a corto plazo, no permite ver más allá de lo que nos ponen delante de los ojos. La sustitución de la cultura por sucedáneos permite la producción de un ambiente que genera la ilusión cultural, cuyo centro principal es la idea de “evento”, mera excusa para la concentración consumista.

Frente a la comprensión de la universalidad humana, que Russell reclamaba, tenemos la superficialidad del tópico. Es sorprendente que los impresionantes medios de que disponemos hoy para conocer mejor el mundo se utilicen para la transmisión permanente de tópicos distorsionados en vez de para la profundización de nuestras raíces comunes. Y es que la diferencia se vende mejor que la identidad. A través de las diferencias se fomenta, por ejemplo, los nacionalismos y otras ideologías sectarias que buscan el manejo emocional de las personas haciéndoles ver que el suelo que pisan estuvo bajo sus pies desde la noche de los tiempos, que las fronteras fueron dibujadas por los dioses, y que ellos son los privilegiados que viven en su interior. La incultura, sí, nos hace más manejables.
Tenemos abiertas de par en par las puertas de la cultura y pasamos ante ellas indiferentes, atareados, reclamados por urgencias irrelevantes y distracciones estúpidas. Vamos corriendo a todas partes, huyendo de nosotros mismos para no tener que sentarnos y mirar en el espejo el ridículo espectáculo de los “hombres huecos” que apuntó Eliot. Avanzamos hacia una sociedad informada, pero profundamente inculta y todas nuestras instituciones —parlamentos, tribunales...—, en cambio, nacieron para ser guiadas por personas cultas, de mentes amplias, que buscaran los acuerdos y soluciones mejores, y no por sectarios natos. Una democracia emocional no es una democracia; es un mero adular y construir sobre odios y recelos, un abandono de la inteligencia, que en tiempos de crisis se acrecienta, como vemos en el surgimiento del extremismo individual y colectivo, de un Anders Breivik a los ultranacionalistas que crecen por el mundo o los fanáticos religiosos.


La cultura nos obliga a comprendernos y eso, para algunos, no es bueno ni tranquilizador. Nos obliga a pensar en nuestras diferencias y similitudes; nos hace ser conscientes de nuestros errores y relativiza nuestras prioridades. El embrutecimiento siempre ha sido un arma poderosa. Lo extraño es que hoy somos nosotros los que elegimos el modelo en la armería para volarnos la tapa de la inteligencia.

* Bertand Russell (2004) [1932]: La educación y el orden social. Edhasa, Barcelona.