martes, 17 de abril de 2012

Existen (pero no se ven)

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las dependientas del centro comercial llegaron corriendo hasta la caja frente a la que yo hacía cola. Se lo enseñaron unas a otras, una auténtica experiencia. Pensé que se trataba de un billete falso, pero no. Se trataba de un billete de quinientos euros, de uno auténtico. La verdad es que me conmocionó el hallazgo inesperado, el tenerlo tan cerca. Era la primera vez que veía uno y puede que no vuelva a verlo otra vez. Hay gente que siempre lleva la cámara encima por si pilla un platillo volante; otros por si ven un billete de quinientos.
Y no lo entiendo porque, según nos dicen los expertos, uno de cada cuatro billetes de quinientos euros está en España. Deberíamos tenerlos todos los días delante, casi apartarlos para poder ver y, sin embargo, la mayoría —como era mi caso— pensábamos que se trataba de una leyenda urbana.
Ahora soy un creyente. Existen.
Descubro en la Wikipedia que los llaman “bin laden” porque  actúan en la sombra, ocultos. No era solo mi percepción, menos mal. Comentan también que es un billete casi ex profeso para el fraude, blanqueo, tráfico, etc. Además de ocultarse, no tiene buenas intenciones.


En su artículo en el diario El País, José Ignacio Torreblanca* da cuenta de la clasificación de países defraudadores y España resulta ser la décima potencia en fraude fiscal, calculándose por encima de un 22%. La potencia del fraude es la impotencia del Estado y, por tanto, de todos los que estamos en él a efectos prácticos. Si hay más defraudadores que cumplidores, el estado tiene que sacar de donde hay, es decir, de los que cumplen. Lo malo de los defraudadores es que, para disimular, se apuntan a todo tipo de ayudas y subvenciones. Los defraudadores meten a sus hijos en colegios públicos y piden becas de comedor para disimular.


Hay nueve países por delante de nosotros. Nos es un gran consuelo. La lista de los defraudadores es además variopinta. Según a quién se vigile y a quién no, en unos lo hacen más los particulares y en otros las empresas, en unos los chicos y en otros los grandes, aunque estos últimos tienen siempre más facilidades. En inglés lo llaman "shadow economy", pero como somos un país turístico y con mucho sol, lo llamamos "economía sumergida", que queda más playero y refrescante.

Las dos medidas tomadas por el gobierno —limitar el pago en efectivo a 2.500 euros y una amnistía fiscal— para tratar de que pase algo de la caja B a la caja A han recibido diversas valoraciones. Los expertos consideran que la cifra de 2.500 euros es demasiado alta y que debería bajarse para ser más efectiva, por un lado, y la oposición, que dice a todo que no, se ha rasgado las vestiduras éticas por el tema de la amnistía fiscal. La cuestión es que el tejido fraudulento va más allá de las grandes fortunas y forma parte de lo cotidiano. El hecho mismo de que se quiera rebajar la cantidad implica que es más fácil recaudar por las transacciones pequeñas que por las grandes. Esto quiere decir que no se trata de una práctica esporádica o exquisita sino de una forma extendida y cotidiana, al alcance de casi cualquiera por lo fácil y asequible. Te lo hace un fontanero o un abogado, el psicólogo o el peluquero.
Hace poco, nos decían desde el Banco de España:

El número de billetes de 500 euros en circulación en España volvió a subir en diciembre pasado, por tercer mes consecutivo, hasta 100,84 millones de unidades, según datos publicados hoy por el Banco de España.
El importe de estos billetes era de 50.421 millones de euros, casi 55 millones más que al finalizar el mes anterior, pero 1.823 millones menos que al cierre de 2010.
Al cierre de diciembre, los billetes de 500 euros representaban el 71,4 % del total de papel moneda que circulaba en España, aunque los billetes más numerosos seguían siendo los de 50 euros, de los que circulaban 720 millones por un importe de 36.021 millones de euros, 1.863 millones de euros más que un mes antes.
El hecho de que haya más o menos cantidad en el mercado de estos billetes de 500 euros -lo que antes eran 83.000 pesetas- responde a las peticiones de las entidades financieras, que a su vez atienden la demanda de sus clientes.
Aunque su proliferación también se atribuye, según algunas fuentes, a la existencia de pagos en dinero "negro".**

Las cifras de la economía sumergida dan mareo, pero sencillamente porque pensamos en ella de forma atomizada, desde lo que tenemos delante y se ve. Todo ese pequeño fraude, sumado al gran fraude, es lo que da esas cifras escandalosas. Si todo ese dinero que se pierde, nos dicen, no se perdiera, bastaría para no tener que recortar nada. Pero ese razonamiento es engañoso, porque si todo ese dinero hubiera entrado, habría salido tan mal como el resto. Para que eso funcionara, deberíamos dejar administrar a los gobiernos lo que recaudan y a alguna entidad fiable lo que no se recauda. Así podríamos tener alguna seguridad de que una parte no se despilfarra. Como se hacía antes con los hijos: les das una parte de su paga y la otra se la guardas en la hucha.

El dimitido alcalde de Santiago
Espero que esta crisis en la que estamos inmersos nos sirva para comprender algunas cosas que no se han tenido muy en cuenta. Me refiero en los dos niveles, el de los políticos, haciendo clientelismo con las inversiones, y el de los particulares atendiendo los cantos de sirenas de bancos y entidades para endeudarse hasta dos generaciones por delante. Han fallado los cálculos de muchos de que todo podría seguir creciendo de esa manera. Pero eso no es verdadero crecimiento, como hemos podido comprobar.
Sin embargo, todo esto lo sabe una parte de los partidos políticos, pero es tema tabú. Nadie mete mano a este tipo de situaciones porque son impopulares, es decir, afectan a tantas personas que se acaba volviendo contra los que lo tratan de poner en marcha las medidas correctoras. La dimisión hoy mismo del alcalde de Santiago por fraude fiscal es un ejemplo de lo próximo que está y en todos los niveles.
El dinero se guarda o se va lejos, pero una parte importante —esos billetes de 500— están por aquí, lejos de los ojos, pero cerca de las manos. No se ven, pero se tocan. Por unos más que por otros, ciertamente.
Existen.

* José Ignacio Torreblanca: "España: décima potencia mundial en fraude fiscal". El País 16/04/2012 http://blogs.elpais.com/cafe-steiner/2012/04/espa%C3%B1a-decima-potencia-mundial-en-fraude-fiscal.html

** "Aumenta la circulación de billetes de 500 euros en España". Información / EFE 0/2/02/2012 http://www.diarioinformacion.com/economia/2012/02/02/aumenta-circulacion-billetes-500-euros-espana/1218931.html



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