sábado, 3 de marzo de 2012

De Louise a Sandra, la lucha interminable

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La pretensión de alguno de los candidatos republicanos —de nuevo Rick Santorum— embarcados en la carrera por la nominación presidencial de prohibir los anticonceptivos hace reflexionar a Louise G. Trubek, profesora emérita de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin, sobre el estatus de los avances reales en la sociedad norteamericana y el fenómeno de las reversiones. Se pregunta la jurista:

Why are issues that the courts decided so long ago still unresolved? Maybe it is time to recognize that law alone is not enough to effect social change. It must be linked to social activism on behalf of women’s rights.*

Louise G. Trubek
Louise G. Trubek fue participante activa en la serie de procesos que consiguieron la legalización de los anticonceptivos. En 1957, ella y su marido, se aceptaron poner su nombre a una demanda contra el Estado de Connecticut por una ley que prohibía la venta de anticonceptivos o que los médicos pudieran orientar sobre ellos incluso a las parejas casadas. Trubek señala que ella no era una “radical sexual” sino un “niña buena”, que se casó y quería compatibilizar su carrera incipiente de abogado con la posibilidad de desarrollar su familia decidiendo cuándo y cuántos hijos podía tener. Tras diversos contenciosos jurídicos, cristalizó en el caso Griswold vs Connecticut que acabó señalando la ley como una “intromisión en la vida conyugal”, como una cuestión de "privacidad".
El argumento de la “privacidad” del caso Griswold ha sido utilizado posteriormente en otras cuestiones relacionadas con el aborto (1973), las relaciones homosexuales (2003) y por tribunales a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, señala Trubek. La jurista —reconocida especialista en cuestiones de derecho y salud pública— denuncia que, pasados los años, sigue sin resolverse la cuestión primordial: la posibilidad de las mujeres de organizar su vida para compatibilizarla con la vida laboral, algo que perjudica a las más desafavorecidas:

In short, we won the legal battle but not the war. Women are still not guaranteed control over their lives, because the necessary social supports were never secure. The initial goal of Griswold was to help women — and even though the precedent has helped with same-sex marriage laws, those initial needs, especially of poor women, have been left largely unmet. *

La cuestión de los anticonceptivos que plantea ahora en su artículo Louise G. Trubek no es casual y debe ser enmarcada en una lucha más amplia dentro del plan de salud del presidente Obama por incluir su financiación dentro de la seguridad social. 
Hace unos días, Rush Limbaugh, el comentarista radiofónico conservador más poderoso en los Estados Unidos, atacó desde sus micrófonos a una estudiante de Derecho que solicitó intervenir en el programa para defender la gratuidad de los anticonceptivos en la línea expresada por el presidente**. Limbaugh la atacó de forma infame e inmisericorde: la llamó “puta”, “prostituta” y señaló que ya que quería que el “estado” le financiara sus relaciones sexuales, ella debería grabarlas para que los ciudadanos pudieran disfrutarlas en línea como compensación. Como gracia, dijo que la muchacha tenía tantas relaciones sexuales que le faltaba dinero para anticonceptivos porque se habría arruinado comprándolos. Las condenas a la vulgaridad e infamia del comentarista radiofónico no han dejado de manifestarse, aunque no le han afectado mucho y ha continuado.

La estudiante de derecho Sandra Fluke

La estudiante de Derecho, Sandra Fluke, recibió la llamada del presidente Obama en su casa. Habló con sus padres y les dijo que tenían que estar orgullosos de su hija. Rush Limbaugh, al enterarse de las declaraciones de la Casa Blanca cuando notificó la llamada a la familia, contraatacó diciendo que “él estaría avergonzado” si fuera el padre. Afortunadamente, Sandra Fluke no tiene por progenitor a tamaño energúmeno. Los ataque fueron más allá y el comentarista señaló que estaba dispuesto a comprar "aspirinas" para que las mujeres de Georgetown (Universidad a la que pertenece Sandra Fluke) se las pusieran entre las piernas.

Rush Limbaugh
Del caso de Louise G. Trubek al de Sandra Fluke han pasado más de cincuenta años. Comprendemos el sentido de la pregunta de la jurista de la Universidad de Wisconsin: ¿qué son las leyes sin costumbres? El papel del activismo social es ir más allá de los tribunales y entrar en las mentes de las generaciones. Pero eso choca con una de las características más especiales del pueblo norteamericano y que nunca acabamos de entender. Es en este contexto en el que se sitúa, por ejemplo, la resistencia de Rick Santorum y de muchos otros a llevar a sus hijos a las escuelas, en las que ven un semillero de causas no deseadas. La educación en casa es su solución, el aislamiento social, con lo que pasados los años vuelves a tener los mismos individuos reproducidos al detalle. Así no es posible alcanzar demasiado consensos sociales y acaba habiendo más cosas que dividen que las que unen. Educar permanentemente en la "maldad" de las leyes o de los gobiernos no es nunca un buen camino. Es un residuo colonial que no ayuda mucho.

Es curioso que un pueblo tan unido para tantas cosas como es el norteamericano, sin embargo tenga ese recelo permanente, esa incapacidad casi genética para asumir elementos comunes con los que discurrir hacia adelante conjuntamente. El cambio de leyes, la vuelta a situaciones anteriores, se puede producir en cualquier momento. Por eso el “activismo” en Estados Unidos tiene que ser una constante, una actividad permanente, porque nunca cesa el impulso contrario, que no hace sino replegarse a la espera de la debilidad o el abandono. Como señalaba Trubek en su artículo, se ganan batallas pero no guerras. Eso implica un hacer y un deshacer constante, una división social permanente e irreconciliable, sobre todo en los aspectos morales, que se hacen cada vez más radicales y fundamentalistas. Para algunos puede ser una virtud americana; pero es indudable que, sin unos consensos mínimos en ciertas cuestiones, es difícil poder construir.


* Louise G. Trubek: “The Unfinished Fight Over Contraception”. The New York Times 1/03/2012 http://www.nytimes.com/2012/03/02/opinion/contraception-war-goes-on.html?src=me&ref=general

** “Rush Limbaugh On Sandra Fluke, Obama Call: Having 'So Much Sex'; Parents Should Be 'Embarrassed'”. The Huffington Post 3/03/2012 http://www.huffingtonpost.com/2012/03/02/rush-limbaugh-sandra-fluke-sex-slut_n_1316625.html





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