sábado, 17 de marzo de 2012

Clooney

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Llevaba algún tiempo intentando escribir sobre George Clooney, pero siempre se cruzaba algo. Su detención mediática para llamar la atención sobre lo que ocurre (y puede ocurrir) en Sudán es una muestra de su forma de trabajo y de pensar. A los pocos días de estar presente en dos categorías de los premios de la Academia —por Los idus de Marzo y Los descendientes—, Clooney aplica su imagen pública a causas que requieren la atención de la única forma en que la sociedad mediática responde: a través de golpes de efecto.
Ayer comentábamos como el presidente y político (no es lo mismo) Sarkozy tenía un incidente con la prensa insultando a un periodista (joven, simpático, bobo y “tocapelotas”, según su definición) por preguntarle sobre unos incidentes de orden público en París. Clooney es el ejemplo de lo contrario. Allí donde el presidente huye de sus responsabilidades y se transforma en político protector de su propia imagen negándose a responder, el actor Clooney se convierte en político al poner su imagen al servicio de los problemas de los demás, que pasan a ser los suyos y, a través de él, de todos los que consiga atraer a la causa.
Hace apenas unos días, Clooney se presentó ante una comisión del Senado de los Estados, presidida por John Kerry, les proyectó un documental sobre la situación de Sudán y les explicó algunas de las claves de lo que allí ocurre. Una vez hecho esto, George Clooney da el siguiente paso que un ciudadano norteamericano consciente realiza tras contárselo a los políticos: se va a protestar a la puerta de la embajada de Sudán.

Padre e hijo arrestados por desobediencia civil

El diario El Mundo nos cuenta que

Los manifestantes acusaban al presidente sudanés, Omar al-Bashir, de provocar una crisis humanitaria por bloquear el acceso de comida y ayuda en la región de las montañas de Nuba, en la frontera con Sudán del Sur.
El fin era llamar la atención del Gobierno estadounidense y de los líderes mundiales para detener la violencia en la región. En la manifestación, organizada por la National Asociation for the Advancement of Colored People (NAACP), también participaron su presidente, Ben Jealous, y el congresista demócrata Jim Moran.
Clooney, un ferviente activista a favor de los derechos de los habitantes de Sudán del Sur, pidió esta semana al presidente Barack Obama que convenza al gobierno de China para que se una a la presión internacional a fin de que el gobierno sudanés permita que entre la ayuda en la frontera sur del país para paliar la hambruna.

Cuando le preguntan a Clooney por su paso de tres horas por la comisaria, ironiza sobre lo interesante que ha sido compartir celda ese tiempo con políticos y activistas, incluido un hijo de Martin Luther King. Clooney ha dicho que seguirán rodando documentales denunciando lo que ocurre allí o en otros lugares en los que se dan genocidios.
Más allá de la causa de Sudán, George Clooney ha ido transformando su trabajo en una causa permanente y tratado de enganchar a ella a amigos y público. Con películas como Syriana (2005), Michael Clayton (2007), Up in the Air (2009) y Los descendientes (2011) —entre las ajenas— y las dirigidas por él, Confesiones de una mente peligrosa (2002), Buenas noches y buena suerte (2005) y Los idus de marzo (2011), Clooney ha conseguido hacer un cine serio y sólido en mitad de un Hollywood perdido entre glamour, 3D y efectos especiales. Todas esas películas le permiten avalar su trayectoria profesional responsable en un contexto en el que los grandes éxitos de taquilla provienen del mundo de los cómics, un mundo de súper poderes físicos y mentales,  o del deprimente espectáculo de los infrapoderes mentales, representados por las comedias de los resacones y similares. Entre superhéroes y supertontos, Clooney ha tratado de introducir dosis de realidad en un cine empeñado en que la realidad se ve mejor con gafas polarizadas. Al cine de Clooney le sobra la tercera dimensión física; él le añade una tercera dimensión moral.

George Clooney ante la Comisión del Senado hablando sobre Sudán y pidiendo medidas

Clooney es la única persona que ha estado nominada para los premios de la Academia de Cine en cinco categorías, director, guionista (original y adaptado) y actor (de reparto y protagonista), acumulando hasta el momento siete nominaciones y ganado una como actor por Syriana en 2005. Ha ganado tres Globos de Oro, en los que estaba nominado en cinco categorías distintas. La lista de premios en festivales, asociaciones, etc. es muy larga. Pese a ello, más de uno sigue pensando que se trata de un galán, de un actor atractivo que hace anuncios. Clooney ha sido elegido varias veces entre los hombres más sexis del año, pero también está en la lista de los hombres más influyentes que otras publicaciones realizan. Utiliza lo primero para lo segundo.

Confesiones de una mente peligrosa (2002), con Sam Rockwell como "Chuck Barris"

La primera película dirigida por Clooney, Confesiones de una mente peligrosa (2002), está basada en el libro del mismo título escrito por el productor y presentador de televisión Chuck Barris, creador de The Gong Show —un concurso de “talentos” insoportables—, The Dating Game —una chica elige entre tres hombres a través de preguntas—, Three’s Crowd —un concurso para ver quién sabe más sobre un hombre, si su esposa o su secretaria—, entre otros concursos de este tipo realizados en los setenta y ochenta. En su biografía, Barris —un atípico presentador, tímido, llenos de tics, como dar palmadas cada cuatro palabras, rascarse la cabeza y la nariz, o equivocarse constantemente— confesaba haber sido reclutado por la CIA y convertido en un asesino a sueldo. 

Chuck Barris en The Gong Show
La CIA negó sistemáticamente que fuera cierto, lo que era parte del juego irónico del propio Barris. Cuanto más insistentemente negara la CIA que Barris había sido agente, más cierto parecería. Barris explicaba, por ejemplo, que el hecho de que él acompañara al extranjero a las parejas ganadoras en el concurso The Dating Game no era más que una tapadera para poder realizar sus encargos de crímenes en las ciudades por las que pasaban.
Clooney toma literalmente lo que era un juego irónico y convierte las acciones fantasiosas de Barris en reales, haciéndole pasar por el reclutamiento, el entrenamiento para matar y los más de treinta crímenes confesados por el protagonista, que empieza a padecer psíquicamente las consecuencias de llevar una doble vida, presentador televisivo y asesino profesional de la CIA. Acabará estallando, recluido en la habitación de un hotel.

Buenas noches y buena suerte (2005)
Creo que la metáfora que George Clooney eligió para su debut cinematográfico es bastante elocuente respecto a su posición en lo que respecto al mundo del espectáculo y a su propia posición en él. Clooney ha tratado de recuperar la tradición de compromiso liberal americana como resultas de la era Bush y la presión que el 11/S supuso como chantaje moral contra todos los que quisieran enfrentarse a la política belicista norteamericana, representada por la USA Patriot Act, la ley que concedía mayores poderes a las agencias —la CIA, evidentemente, entre ellas— para el control de la vida de los ciudadanos ante la posibilidad de amenazas terroristas. La ley se aprobó de forma mayoritaria tras los atentados del 11 de septiembre. Tampoco es casualidad que la película siguiente de Clooney fuera Buenas noches y buena suerte (2005), la narración de la lucha del periodista Edward R. Murrow con el senador Joseph McCarthy, el principal responsable de la “caza de brujas”. En una entrevista de 2005 para la revista alemana Brigitte, Clooney declaró:

"It's quite amazing that 'liberal' nowadays has become a swear word as in the history of our country it always meant to be on the side of justice. It started with the witchhunt in Salem, the conservatives' point of view was: 'Burn them at the stake', and the liberals' point of view was: 'There are no witches.'**

Como ocurrió con su película anterior, Buenas noches y buena suerte debía ser leída en clave de presente. Clooney está empeñado en resucitar el sentido que la palabra "liberal" ha tenido en la tradición americana y que el neoliberalismo conservador de Reagan llevó a su consideración más insolidaria apropiándosela. A los liberales economicistas se oponen los liberales morales, defensores de otros valores muy distintos. Y esa es la lucha de Clooney desde hace ya años: unir ideas, valores y películas. No ha compartimentado su vida, sino que ha tratado de integrarlo todo y se coherente. No todos pueden decir lo mismo.
En su última película, Los idus de marzo (2011) —con sus recelos sobre la política actual del presidente Obama— vuelve su mirada crítica hacia la las campañas, la lucha política y sus entresijos, pero sobre todo sobre la integridad moral. Una vez más, su centro es la comunicación —como ya lo fueron Confesiones de una mente peligrosa, Buenas noches y buena suerte y la comedia Ella es el partido—, su manipulación y control. Consciente de ello, su cruzada es denunciarlo a través de los mismos medios. El cine de Clooney es una vacuna contra la manipulación mediática y política, por eso ha de ser buen cine y buenos valores.
La detención de George Clooney ante la embajada de Sudán tras su sesión hace unos días en el Congreso estadounidense es un capítulo más en una vida que ha ido derivando hacia el compromiso político frente a la frivolidad o el desinterés ante los problemas del mundo.

* “Clooney, libre tras ser detenido ante la embajada de Sudán en Washington”. El Mundo 16/03/2012 http://www.elmundo.es/america/2012/03/16/estados_unidos/1331910957.html
**  Deborah White: "The Politics of George Clooney, Actor and Liberal Activist". US Liberal politics - Liberal Leaders About.com http://usliberals.about.com/od/celebrityactivists/a/GClooney.htm


Clooney en Darfur

Los idus de marzo (2011)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.