martes, 17 de enero de 2012

El regreso inesperado de las noticias emergentes

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Comenta la defensora del lector del diario El País, Milagros Pérez Oliva*, por segunda vez en poco tiempo, el fenómeno de la resurrección informativa de textos periodísticos por efecto de la suma de lectores. Todo su comentario, a diferencia del primero, se dirige hacia los problemas planteados por “ser ficticia” la crónica resucitada de Rosa Montero —nunca fue real el caso que contaba y había versiones anteriores y posteriores de la misma historia en diferentes países— deja de lado esta vez la profundidad del hecho en sí: el que sean los lectores los que puedan resucitar las noticias al margen de los propios medios. La redifusión a cargo de los lectores plantea, sin duda, una serie de cuestiones de gran importancia para el sistema informativo y su funcionamiento social.

Milagros Pérez Oliva, defensora de El País
A mediados de los años noventa, cuando a la mayoría de los informadores las ediciones digitales les parecían una especia de aberración y muchos apostaban por la rápida desaparición de esa molesta moda juvenil americana, planteé en algunos trabajos que uno de los mayores valores que tenía Internet era convertirse en una gigantesca hemeroteca. Sostenía entonces que esa nueva posibilidad permitiría a los profesionales desarrollar otro modelo de trabajo y a los  lectores establecer sus propias conexiones entre noticias, recreando un modelo de realidad interconectada a través de los enlaces entre noticias. Se mitigaban así —a mi entender— los problemas de la fragmentación y desconexión causal de los textos que hacían que los públicos tuvieran una visión pobre del funcionamiento del mundo. Con unos nuevos medios cuya base era la interconectividad (hipertextualidad), podríamos realizar representaciones más ajustadas y coherentes de la realidad. Esto, por ejemplo, se puede ver hoy en los periódicos cuando incluyen en los textos los vínculos con “noticias relacionadas” o con otras fuentes, algo que el medio impreso no permite más que mediante la cita. Esos vínculos amplían las informaciones que las noticias no ofrecen y nos permiten buscar antecedentes, aspectos relacionados, conceptos, etc. Es lo que hoy se llaman "mapas" de noticias.

Cuando hablamos de “diarios”, “semanarios” y de “periódicos”, términos que hemos sustantivado, hacemos referencia a algo que en el surgimiento de la “prensa” llamó la atención: la frecuencia de aparición. “Diario” quiere decir que aparece todos los días; “periódico” que aparece regularmente, con cierta periodicidad, que ocurre en un periodo de tiempo determinado (día, semana, quincena…). A diferencia de otro tipo de obras de aparición irregular, lo periódico impone su ritmo estableciendo, como el reloj o el calendario, una ordenación de los fenómenos y de su percepción y clasificación. Es este aspecto de ordenación temporal, lo que está en la base de la constitución de los flujos de información. 
Por su carácter temporal, lo que ocurre desaparece al igual que lo hacen los acontecimientos: el periódico se sustituye a sí mismo como el presente sustituye al pasado. Llamamos “actualidad” a los sucesos que ocurren en el periodo de tiempo fijado por el medio. Las hemerotecas son arqueología, conocimiento del pasado, la supresión del carácter de actualidad de lo periódizado. Los textos son los mismos, pero han dejado de ser de actualidad.  Hasta no hace mucho, había periódicos que tenían ediciones de “mañana” y “tarde”, en un intento de recortar esas veinticuatro horas que marcaba el diario y competir con los medios de emisión simultánea (directo) y continua , la radio y la televisión. No deja de ser sorprendente que en la época del "en tiempo real", emerjan las noticias del pasado confundiéndose con el presente.
Hasta el momento, la recuperación de noticias del pasado estaba en función de las conexiones con la actualidad. El medio utiliza las viejas noticias como antecedente de lo que acontece hoy. El que tenía acceso a la hemeroteca, por decirlo así, era el profesional de la información. Por eso el fenómeno de la reaparición de noticias por criterios ajenos a los profesionales o a la propia actualidad, es una sorpresa, aunque relativa, de la que se deben extraer algunas conclusiones parciales.


La primera cuestión que se plantea es que la pulverización de lo periódico por efecto de la publicación continua ha hecho resentirse la idea de actualidad vinculada al presente. Pasada su publicación inmediata, cualquier texto se sale del tiempo informativo y entra a formar parte de una nebulosa temporal de la que es recuperable por criterios ajenos a la actualidad o a la voluntad de los gestores de la información. No existe justificación para esas noticias que emergen (por eso la apelación a lo literario, como atemporal, del texto recuperado de Rosa Montero por la Defensaora del Lector de El País). Es la inercia viral la que la sitúa en primer plano, crea su propia actualidad.
La segunda cuestión afecta a que esa nebulosa, en términos mediáticos, se llama “base de datos”. La gente antes guardaba las noticias que le habían interesado especialmente: las recortaba y las metía en un álbum, una carpeta o entre las páginas de un libro. Era lo que el tópico llamaba “un viejo recorte”. Ahora ya no se guarda nada. Nos han habituado a la “nube”, espacio virtual en el que se mantiene la información.  Las noticias ya no son algo que guardamos, sino algo que está ahí, permanentemente y que “recuperamos” mediante un buscador. No se busca por fechas generalmente (lo que determina la actualidad), sino temáticamente, por lo que se establece la reaparición de los textos por sus contenidos.


El comentario de Pérez Oliva sobre el carácter literario del artículo de Rosa Montero no funciona en el caso del primero de los textos e hizo necesaria una nota explicativa del diario El País. A diferencia de este último caso, el primero sí tenía un carácter real y político y podía tener una incidencia en la opinión pública, como de hecho la tuvo. El hecho de que una persona disponga de un número de contactos suficientes como para que el simple envío se vea amplificado por los contactos de los contactos hasta adquirir una magnitud suficiente como para entrar en "lo más visto" de un medio importante, en donde comienza una nueva amplificación, es representativo de los nuevos fenómenos de la comunicación y de su futuro.
Desde el punto de vista de la política de la información, es un paso más en la pérdida del poder mediático (control) en beneficio del de los usuarios y consumidores que ya no se limitan a ese papel sino que intervienen en un proceso esencial del control informativo: la configuración de la agenda, el filtro selectivo de lo que aparece en un medio.Cuando decimos "en beneficio" es una forma de hablar que debería ser revisada para comprender su alcance.

Google News Map
Es lógico que sea este último factor el que más preocupe a los profesionales por lo que, en la medida en que esas noticias forman parte del propio medio —que ya no se desprende de lo viejo, sino que lo mantiene virtualmente en esa nebulosa base de datos—, mantiene una responsabilidad sobre aspectos cada vez menos bajo su control. El profesional es responsable de la publicación de una noticia y esa noticia se vincula al aquí y al ahora. Su justificación es la “actualidad”, que es la proximidad entre hecho y publicación del hecho. Esa proximidad es la que justifica y define la acción periodística.
Cuando esa proximidad desaparece —se publica una noticia de hace diez años—, los efectos o lecturas ya no son los mismos. Pero eso ya no lo controla el medio o el profesional. La nota aclaratoria del diario sobre su ausencia de intención en que una noticia antigua se convirtiera en la más vista del diario trataba de evitar la acusación de manipulación informativa y de la violación de normas éticas sobre el comportamiento periodístico. El diario no pudo evitarlo y es lo que trató de señalar con la aclaración.
Pero es seguro que esa ausencia de intención no ha impedido la reflexión sobre lo que el fenómeno muestra y lo que de anticipo del futuro tiene, una vez vistas sus posibilidades y efectos por algunos. Nada más fácil que lanzar campañas virales; nada más fácil que esconderse tras las redes sociales.

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Desde el punto de vista del consumo de información, nos muestra que están cambiando los criterios sobre la idea de “actualidad”. Es concepto ha estado marcado por la existencia y estructura de los propios medios. Esa representación de la actualidad se ha modificado hoy porque han cambiado las formas de representarla mediáticamente. Los medios nos hablan de la realidad, pero también la modelan a través de nuestra interacción con ellos. De esta forma, las noticias emergentes son síntomas de un nuevo tipo de comportamiento cultural en el que los límites temporales se han desdibujado —una especie de acronía, desesperación de los profesores de Historia— y en el que la unidad ya no es el tiempo (temporalidad), que ha sido desdibujado, sino la semántica (significados, contenidos), que es la que genera esas misma redes. Las nuevas estructuras ya no se conectan en un aquí y un ahora, sino que establecen conexiones semánticas entre contenidos, una web semántica. Cronología y causalidad pasan a segundo plano en beneficio de la atemporalidad y la conectividad semántica. Por decirlo de forma paradójica: una actualidad sin tiempo y recontextualizada. Pasado y presente cohabitan de forma indefinida buscando lazos asociativos.

Y desde el punto de vista de los medios, lo más preocupante es la falta de control directivo de la lectura. Las audiencias dejan de leer según la selección propuesta cada día para organizar sus propias lecturas, fruto de las recomendaciones externas o virales. Con ello están reflejando en la prensa un comportamiento que ya se había producido en otros medios, que han sido desjerarquizados y atemporalizados. Cuando compro una serie de televisión de DVD me estoy sustrayendo a la tiranía de la programación y la veo cuando yo quiero.
Las nuevas generaciones, formadas en los micromedios convergentes y en los mecanismos propios de las redes, crean sus propias parrillas de programas y sus propias agendas informativas. Los propios medios lo fomentan mediante la inclusión de “lo más visto”, etc., en donde se aprovechan del factor imitativo viral minando su propia jerarquización de la actualidad. ¿Por qué lo más visto tiene que ser lo que el medio propone hoy si todas las informaciones —pasadas y presentes— están ahí? Tiene su lógica.
Los efectos sociales y políticos que estos comportamientos tienen sobre la idea de “opinión pública” y “actualidad” se verán en el futuro. Es decir, pronto.

* Milagros Pérez Oliva: "'El negro' y sus mil avatares". El País 15/01/2012 http://www.elpais.com/articulo/opinion/negro/mil/avatares/elpepiopi/20120115elpepiopi_5/Tes



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