lunes, 9 de mayo de 2011

La amenaza del caos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No se pueden ignorar los acontecimientos de Egipto, el conflicto cristiano salafista en las calles de El Cairo. Los choques entre ambos sectores han enmarcado los días de la revolución. Hubo acontecimientos anteriores, en diciembre, y los hubo posteriormente [ver entrada]. Los de estos días* son un recordatorio de que quedan muchas cosas por hacer y, sobre todo, que hay intereses múltiples en que la revolución no siga adelante. Desconozco si la teoría esgrimida por el gobierno sobre una contrarrevolución en marcha es cierta, pero sí parece evidente que hay elementos que quedan en el sistema que han de ser vigilados y desmantelados cuanto antes.
La combinación de rumores sobre secuestros de mujeres cristianas que se pasan al Islam son rocambolescos, pero efectivos en unos barrios populares en los que estas historias levantan los ánimos de los más extremistas. El recorrido por iglesias cristianas en busca de esas jóvenes retenidas por haberse convertido tiene demasiado de calculado para arrastrar a los radicales a la caza de los cristianos. Después, unos disparos bastan para prender la mecha.


Después de los incidentes, que han dejado al menos 12 muertos y más de doscientos heridos**, los egipcios han salido a las calles para reclamar unidad entre musulmanes y cristianos coptos y exigir al Ejército que salga de la pasividad que ha mostrado ante los hechos. Las reacciones oficiales posteriores, con casi doscientos detenidos, y la promesa de juicios rigurosos no anulan la sospechas y recriminaciones. Las promesas de indemnizaciones no son las que cerrarán las heridas abiertas de nuevo.
La estrategia de Mubarak en su momento había sido la misma: ofrecerse como equilibrio frente al caos [ver entrada]. El peligro de que los conflictos entre ambas comunidades se estén produciendo para hacer ver la necesidad de que el Ejército siga controlando el país, no está alejado del pensamiento de los egipcios. Fue la táctica de Mubarak para asegurarse su papel central. Ofrecía protección a los coptos frente a los musulmanes radicales, asegurándose parte de su apoyo institucional, y ofrecía protección a Occidente e Israel frente al avance del islamismo integrista y el terrorismo.  De esta forma, se aseguró que las ramas islámicas más integristas vieran doblemente a los cristianos egipcios como enemigos, por su fe y por ser protegidos oficialmente por el sistema. Que pueda haber continuadores de estas tácticas no tiene nada de particular porque el aparato del estado de Mubarak se ha sumergido, no desaparecido. Y puede no ser el único interés en que en Egipto reine el caos. Los apoyos occidentales serían más tibios para los conflictos regionales ante el temor de que no se fuera hacia el orden sino hacia el caos y la zona en su conjunto fuera una bomba de relojería. Hay demasiados interesados en que Egipto no tenga una democracia estable. Lo que ocurre allí tiene transcendencia en todo el mundo árabe. Para bien y para mal.
Por eso los egipcios, cristianos y musulmanes, se lanzaron a la calle***, para reclamar unidad entre ambas comunidades, manifestación que fue atacada por los denominados “matones de barrio”, institución callejera fruto de la corrupción y prolongación de la oficial del sistema en la época de Mubarak. Las informaciones de los testigos son confusas, pero en casi todas ellas se deja ver la sensación de que aquello no fue espontáneo y que existen intereses en fomentar la violencia en la transición, de traer el caos que lleve al descontento. El daño que se hace a Egipto interior y exteriormente es grande.
El resultado ha sido el retorno de la legislación antiterrorista y la reactivación del Artículo 86 que convierte en delitos contra la seguridad nacional una amplia gama de hechos, incluyendo los ataques a lugares de culto. Esto fue anunciado por el ministro del interior, Abdel-Aziz El-Guindy, que prometió firmeza contra los intentos contrarrevolucionarios: “"All the achievements of the revolution's government are being threatened by counter-revolution attempts."***
Eso parece que entienden los egipcios, que deben estar prevenidos ante las provocaciones permanentes e intentos de desestabilizar su proceso de cambio sembrando el rechazo. El régimen anterior siempre jugó con el peligro del caos para justificar su existencia. "We want to build the country not to make it collapse. All this violence erupted based on a rumor. We want the army to protect all Egyptians, not Muslims only"***, ha señalado un participante en las manifestaciones de protesta contra la inoperancia policial y militar. Ese es el espíritu que sigue prevaleciendo en la mayoría del pueblo egipcio, que ve cómo la defensa de su revolución tendrá que ser una tarea constante si quieren sacarla adelante.

* “Al menos 12 muertos y 186 heridos en enfrentamientos sectarios en El Cairo” El País 8/05/2011 http://www.elpais.com/articulo/sociedad/universitarios/Complutense/iria/extranjero/trabajo/elpepusoc/20110506elpepusoc_5/Tes
** “12 dead, 232 injuried and 190 arrested in Imbaba violence” The DailyNewsEgypt 8/05/2011 http://www.thedailynewsegypt.com/crime-a-accidents/12-dead-232-injured-and-190-arrested-in-imbaba-violence-dp1.html
*** “Cairo, Alex protesters condenm Imbaba clashes” The DailyNewsEgypt 8/05/2011 http://www.thedailynewsegypt.com/religion/cairo-alex-protesters-condemn-imbaba-clashes.html



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